viernes, 26 de agosto de 2011

Crónica de un viaje anunciado (II)

24 de agosto de 2011

Aeropuerto de Helsinki, 15:05 hora local (una hora menos en Canari... Esto... Una hora menos en España). He llegado 25 minutos antes de lo previsto así que tengo tiempo de sobra para coger el siguiente avión. De momento todo va tan bien que empiezo a pensar que en algún momento Murphy me la va a liar gorda. Pero hasta entonces disfruto de la falta de incidentes.

Me recorro medio aeropuerto hasta mi puerta de embarque (no será tan grande como el de Barajas pero un buen rato si que pasa hasta que llego). Al ser tan pronto no me queda otra que esperar. Entre los demás que se acercan a la misma puerta de embarque reconozco alguno que venía también desde Madrid y me imagino que hoy no seré el único Erasmus con destino a Turku. Tras una larga espera comenzamos a pasar y de nuevo un autobús nos lleva hasta el avión, más pequeño que el primero. De nuevo veo mi maleta embarcando en el mismo avión, así que vuelvo a respirar tranquilo. Mi mayor miedo (quedarme sin maleta) parece que no se va a cumplir.

Esta vez, el avión se pone en marcha un poco más tarde de lo previsto por lo cual me preocupa hacer esperar demasiado al tutor que me recogerá en mi destino, aunque como no está en mi mano conseguir llegar puntual intento relajarme. Mi segundo despegue sigue siendo tan curioso como la primera vez, me recuerda un poco a la sensación que te producen algunas atracciones como las montañas rusas. Esta vez, me encuentro en el lado del pasillo, por lo que no me fijo demasiado en el paisaje. Además, el vuelo es muy corto y para cuando me doy cuenta descendemos y hemos aterrizado en el aeropuerto de Turku. Espero un buen rato hasta que salen las maletas y con tremenda alegría descubro y recojo la mía. Ahora ya puedo decirlo: el viaje a sido todo un éxito, sin retrasos excesivos ni pérdida de equipaje.

Con los trastos en la mano me acerco a la salida y veo un cartel con mi nombre. Me acerco a mi tutor y le saludo. Al poco sale su segundo "alumno", un madrileño que ha viajado en los mismos vuelos que yo y nos presentamos. Nuestro tutor nos entrega las llaves de nuestras habitaciones y nos lleva en coche hasta la residencia donde durante todo este curso vamos a vivir. Comprobamos que las llaves funcionan, quedamos para mañana comenzar a hacer todos los papeleos y demás cosas importantes y nos vamos cada uno a nuestra casa.

Por fin solo, por fin en el que será mi hogar durante todo este curso. La primera impresión es buena: un pequeño recibidor, un cuarto de baño agradable y práctico y una habitación bastante grande. Los muebles la verdad, más que suficientes: baldas, armarios para la ropa y otras cosas, un pequeño frigorífico, la cama, unos cajones y un escritorio. Las paredes blancas son ciertamente aburridas pero gracias a mis sábanas color salmón le doy un poco de colorido a la habitación. En cuanto a las ventanas, respiro aliviado al ver unas cortinillas, que aunque no creo que me tapen mucha luz evitarán que me despierte nada más amanecer. Y lo más importante de todo: ¡enchufes e internet! Así que mientras ordenaba y colocaba mis cosas pude disfrutar de mi conversación con Ella, pues aunque sé que no será lo mismo, al menos podemos vernos y hablar a través del ordenador.

Al final todo llega a su fin (valga la redundancia) y este día no es ninguna diferencia. Cuelgo toallas y varias prendas delante de la ventana para reducir la luz que por la mañana vaya a entrar, pues no tengo cortinas (las toallas fueron idea mía pero lo de la ropa fue idea de mi queridísima consejera incansable). Me tumbo en la cama tapado por unos abrigos, pues tampoco tengo manta ni sábanas. Pero eso no me impide que todo el cansancio acumulado me conduzca a un sueño reparador. Puede que ahora mismo esté en condiciones bastante precarias, pero tengo tiempo suficiente para preparar esta habitación y convertirla en un auténtico hogar. Además, pase lo que pase mañana hoy ha sido un día redondo, donde todo ha ido sobre ruedas y nada queda que pueda amargarme. ¿Cansado? Sí. ¿Nervioso, un poco estresado? También. Pero sin duda alguna, duermo feliz e ilusionado con un futuro prometedor.

Un ciclo se ha cerrado y uno nuevo se ha abierto.  Y creedme, nada hay tan esperanzador como empezar esta nueva aventura de una forma limpia, sin problemas ni complicaciones. Sé que no siempre será así, pero si puede ir todo tan bien una vez, ¿por qué no más veces?

PD: tras unos días agotadores con mucho papeleo y cosas para hacer espero este fin de semana poder volver a tener suficiente tiempo para dedicar tanto a este blog como a aquellos que sigo. Gracias a todos aquellos que me habéis comentado pero gracias también a los que me leéis sin comentar. Aunque este blog fue creado principalmente para expresarme y exteriorizar todo lo que siento siempre se agradece cuando os interesáis por él e incluso participáis. Nos leemos!

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