Puede parecer extraño en una persona con
formación científica, pero en efecto la homeopatía es uno de mis mayores
dilemas al cual no creo poder encontrar solución. Es mucho lo que tengo que
decir sobre este tema, por lo que para evitar escribir una entrada
excesivamente larga he decidido explicarme a lo largo de una serie de ellas. Esta
es la primera, en la que comentaré el origen de esta incertidumbre que me hace
objeto de crítica tanto por parte de los adeptos como de los detractores de
esta forma de medicina alternativa. También he de comentar que agradecería
especialmente todo comentario de quienes quieran dar su opinión sobre este
espinoso tema, pues mientras se mantenga un tono respetuoso toda crítica y
opinión es más que bien recibida.
Mi contacto con la homeopatía comenzó muy
temprano, cuando apenas tenía unos pocos años. En esa época sufría de una
afección de los bronquios que la medicina convencional consideraba como asma
infantil y tras mucho tiempo sin lograr avance alguno los médicos dijeron que
iba a tener que medicarme de por vida. No era el único caso, un vecino mío
padecía una afección más grave y en su caso se le dijo que podría pasar su vida
conectado a una máquina para respirar. Así que ante semejante falta de
soluciones propuestas por la medicina convencional nuestros padres decidieron probar
con algo diferente y consultar a un homeópata (medico titulado, nada de
curanderos sin estudios ni conocimientos). El resultado: en tres meses caso
resuelto y desde entonces no hemos vuelto a tener afección respiratoria alguna.
Desde ese momento, mis padres comenzaron a confiar en mayor medida en los
remedios homeopáticos para dolencias leves (aunque para casos más serios
siempre hemos recurrido antes a la medicina convencional).
El problema surgió cuando adquirí el
conocimiento suficiente para entender que la teoría en la que la práctica
homeopática se basa se encuentra en profunda contradicción con las
leyes de la materia. Es decir, nuestro conocimiento actual sobre la materia tacha de imposible la eficacia de la homeopatía. Cierto es que a lo largo del tiempo el conocimiento cambia profundamente y teorías antes aceptadas ampliamente se demuestran erróneas. Aun así, dudo mucho que en este caso exista agujero semejante como para que la homeopatía pueda ser aceptada científicamente como medicina.
Por lo tanto, me encuentro en una encrucijada sin señales que me guíen. Por una parte, mi ya antes mencionado escepticismo (escepticismo I, escepticismo II) me hace poner seriamente en duda la homeopatía e incluso me empuja a rechazarla, pues no sólo no está demostrada de forma fiable sino que además teóricamente es imposible. Por otra parte, este propio escepticismo es el causante de que nunca dé nada por seguro mientras las pruebas en contra no sean lo suficientemente válidas o en casos con semejante contradicción de opiniones. Esta última postura se ve potenciado por el uso personal de la homeopatía durante toda mi vida con aparentes resultados positivos y ciertos aspectos que mencionaré en otras entradas. El resultado es que dudo del verdadero valor de la homeopatía pero lejos de rechazarla completamente todavía la empleo en situaciones que de nuevo explicaré en otras entradas (ya me he alargado suficiente creo) y prefiero dejar abierta la puerta a la duda. Y es que hay mucho que decir en torno a este tema. ¿Efecto psicológico o también físico? Esto es algo que trataré de aclarar a lo largo de esta serie de entradas sobre este gran dilema para mí.
Y para finalizar por hoy, después de tanto tostón, os dejo una sátira sobre la homeopatía bastante simpática aunque excesivamente exagerada y distorsionada (lo de los cristales, las líneas de la mano, horóscopo... Me molesta bastante que se le asocien a algo que es practicado y defendido por médicos cualificados aunque para la mayoría supongo que todo es lo mismo). Eso sí, lo de la cerveza al final es simplemente tronchante.
Y para finalizar por hoy, después de tanto tostón, os dejo una sátira sobre la homeopatía bastante simpática aunque excesivamente exagerada y distorsionada (lo de los cristales, las líneas de la mano, horóscopo... Me molesta bastante que se le asocien a algo que es practicado y defendido por médicos cualificados aunque para la mayoría supongo que todo es lo mismo). Eso sí, lo de la cerveza al final es simplemente tronchante.
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