Cierta entrada me hizo recordar aquella época... (sí, todavía no he llegado al cuarto de siglo y ya hablo de "aquellas épocas"). A lo que iba, me hizo recordar ese tiempo en el que fui un seguidor asiduo del juego de cartas intercambiables más famoso: Magic the Gathering (Magic el encuentro en castellano, comúnmente conocido como "las cartas Magic"). Esta etapa terminó junto al desinterés de mis oponentes habituales y quizás también en parte al darme cuenta del tremendo gasto que esta afición me suponía (probablemente mi única etapa consumista, en la que me gasté una suma de dinero que me niego a conocer). Aun así, todavía guardo con cariño todas las cartas acumuladas, testigos de agradables partidas e innumerables momentos de entretenimiento que me han brindado. De hecho, de vez en cuando aún vuelvo a revivir esos momentos mirando mis cartas, repasando y refinando estrategias, manteniendo el conocimiento de las complicadas reglas e incluso jugando partidas contra mí mismo (nada que ver con una partida real, para muchos probablemente algo patético, pero desde luego es un gran ejercicio mental y además tiene una ventaja: nunca pierdo). Puede que hace tiempo que dejara de seguir las evoluciones de este cada vez más inmenso juego, pero las cartas Magic seguirán siendo parte de mí hasta el día en que la muerte borré mi presencia de este mundo. Pero, ¿por qué es este el más famoso y seguido entre los juegos de su género?
Magic the Gathering es un juego de extrema complejidad, hasta el punto en que es necesario tiempo y experiencia considerables (y leer a fondo las reglas oficiales, un documento word de 145 páginas para el año 2008) para poder comprender todas sus reglas y aspectos, así como poder aplicarlos. Esto puede parecer una disuasión pero en realidad es uno de sus grandes atractivos; pues la gran cantidad de estrategias y situaciones diferentes hace cada partida única y el desorbitado número de cartas entre las que elegir supone un atractivo que otros juegos, con un rango de posibilidades más humilde, no poseen.
Este juego supone también una gran demanda intelectual que podría ser comparada al ajedrez. Al fin y al cabo, se necesita una gran inteligencia espacial para poder tener en cuenta todas las cartas sobre la mesa y crear estrategias acorde (y el número de acciones posibles es infinitamente mayor). Pero además, existe un nivel superior de tácticas: la construcción del mazo (conjunto compuesto de un mínimo de 60 cartas con el que juega cada oponente). Algunos podrán pensar que basta con incluir todas las mejores cartas, pero raramente ocurre esto pues, por poner un ejemplo, en ocasiones dos cartas de un valor medio pueden combinarse creando un efecto muy superior al de cualquier otra carta sola . De esta manera, la estrategia no es solo necesaria para hacer frente a las situaciones en una partida sino que también es imprescindible para crear un mazo que otorgue grandes probabilidades de victoria.
Finalmente, se puede decir que las cartas Magic son mucho más que un juego: son un mundo de fantasía. Cada expansión está basada en una novela de fantasía y cada carta representa a una criatura, encantamiento o hechizo específico dentro de ese contexto fantástico. La lógica detrás de los efectos y estrategias de cada carta es impecable (la acción de leer la mente se vería traducida en el juego en ver las cartas del oponente, por ejemplo) y la ambientación de cada carta, con ilustraciones magistrales, es simplemente cautivadora. Todo ello hace que por un momento te olvides de la realidad y puedas sentirte sumergido en un mundo fantástico donde todo es posible, una historia contada a través de cartas y combates donde tú eres el narrador.
Fri...
ResponderEliminar...kiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!
Joer, no pensaba que fueras tan enamorado de las cartas Magic! ^^. Pero me alegra que hayas publicado esta entrada Fénix, así he podido conocer un poquito más este complejo juego. Y confieso que soy una enamorada del hecho de que se base en registros fantásticos y que me encantan sus maravillosas ilustraciones!
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