Hoy la oscuridad me persigue. Salgo de casa cuando todavía no ha amanecido y vuelvo de noche cerrada. Si a eso le sumamos que parte del tiempo en el laboratorio lo paso trabajando en la oscuridad... Voy a acabar con complejo de topo. Además, algo que me sorprende mucho aquí es la escasa iluminación de las calles. Teniendo en cuenta las pocas horas de luz de las que se dispone en invierno esperaba que tuvieran una iluminación más potente. Así que me toca volver a casa entre tinieblas, pues ni siquiera la luna se digna en alumbrar mi camino. Menos mal que al menos a la hora de comer he podido disfrutar de un poco de luz. Eso sí, no quiero ni imaginar como será esto en pleno invierno, con una linternita a cuestas para no olvidarme de que existe algo a parte de la oscuridad. Al menos por navidades volveré para recuperar, aunque sólo sea por unas semanas, la luz que me allí me dejé.
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