miércoles, 31 de agosto de 2011

Tu ausencia

Hace ya una semana que me monté en ese avión que me alejó de todo cuanto conocía. Recuerdo la primera noche en mi habitación, durmiendo tapado con unos abrigos pues no tenía manta y sin cortinas que tapasen la excesiva luminosidad que a través de las ventanas entraba. Recuerdo las primeras comidas, sólo el jamón que había traído conmigo pues no disponía de cubertería alguna, medios para cocinar o conocimiento alguno de las tiendas. Recuerdo mi primer viaje al centro, perdido en las entrañas de una ciudad desconocida, salvado gracias a esa gran ayuda que nuestro tutor nos ha supuesto. 

En sólo una semana tantas cosas han cambiado... Poco a poco me he ido adaptando, comprando y adquiriendo los útiles necesarios, conociendo las diferentes tiendas y los precios más asequibles, estableciendo una dieta lo suficientemente saludable, aprendiendo los lugares más importantes de la ciudad. No voy a decir que me haya adaptado completamente, pues aun me queda mucho camino por recorre, pero desde luego he realizado muchos más progresos de los que en un principio hubiera pensado.

Aun así, hay algo a lo que dudo que pueda acostumbrarme: tu ausencia.

(Simplemente pretenderé que te abrazo hasta que llegues aquí)

martes, 30 de agosto de 2011

Y mañana amanecerá

Cuando las nubes de tu alma se tornen negras y juntas formen una tormenta capaz de ocultar el calor del sol, llámame y a lomos de la brisa volaré a donde estés para con cálidos abrazos construir un refugio donde a salvo de la lluvia y el frío estés.

Cuando vivir sea una tarea agotadora respírame y mi aliento será el tuyo, desde tu interior aliviaré el dolor de cada célula mientras te ayudo con mis fuerzas a levantarte y tu camino continuar.

Cuando tu vida se convierta en un desierto yermo, arrasado por las lágrimas de la tristeza, piénsame y en él plantaré semillas de ilusión y sueños, abonadas con esperanza e iluminadas por radiantes sonrisas, para que regadas con lágrimas de alegría un día en tu interior florezcan y con la intensidad de mil estrellas vuelvas a brillar.

Y si las pesadillas te persiguen, encadenándote en un pozo de amargura, encima de tu cama cuélgame para cuidarte mientras duermes y sólo a los buenos sueños el paso permitir. Pues si me lo permites, el guardián de tus sueños seré. 

Y recuerda: Y algún día se cumplirán, todos tus sueños se harán realidad. Y mañana amanecerá, el atrapasueños yo soy.


Dichoso es el que ve
Que cielo y horizonte
Condenados están
A tenerse que entender

Juicioso es el que cree
Que no existe partida
En la que no haya que
Arriesgar para vencer

La felicidad no consiste en todo tener
Si no en saber sacar, lo bueno que te da
Ve antes salir el sol,
Un águila o un halcón
Que una legión de buhos en formación

Yo te mostraré
Que todo en esta vida
Lo puedes tener
Si en ti logras creer

Y te enseñaré a vencer a tu enemigo
Que no son los demás
Eres tú, ¡¡eres tú!!

Hay que fracasar
Y a veces fondo tocar
Para ver la luz
Y esta vida apreciar
La felicidad no consiste en todo tener
Si no en saber sacar, lo bueno que te da

Yo te cantaré una nana
Y mi voz te arropará
Y en tus sábana, mi aliento
las pesadillas se irán

Y algún día se cumplirán
Todos tus sueños se harán realidad
Y mañana amanecerá
El atrapasueños yo soy

Y algún día se cumplirán,
Atrapo sueños, enjaulo el dolor
Y mañana amanecerá
El atrapasueños yo soy

lunes, 29 de agosto de 2011

La cordura del loco

Cuando empecé este blog sólo pretendía buscar una vía de escape para todos los sentimientos acumulados, un lugar para dar forma a lo que siento y plasmarlo en poesías o relatos, un diván sobre el que reflexionar y divagar... Por esto ha sido una muy grata sorpresa encontrar blogs fantásticos y personas más maravillosa aún, recibir comentarios de los cuales siempre estoy muy agradecido o simplemente saber que hay gente interesada por este pequeño rinconcito de mi alma. Pero sin duda alguna, mi sorpresa y alegría ha llegado a límites insospechados al haber conocido a la que en apenas 3 días se ha convertido en una persona muy importante para mí.

Un pequeño comentario en otro blog con el cual yo estaba muy de acuerdo me hizo visitar el suyo propio y para mi entusiasmo descubrí unas entradas muy interesantes y lo más importante aún, que teníamos mucho en común. En un principio supuse que como en otra ocasión anterior nuestra relación se limitaría al envío mutuo de comentarios y agradecimientos. Sin embargo, me equivocaba profundamente pues descubrí que además de compartir gustos también compartíamos una gran amistad por Ella y para cuando me di cuenta estaba inmerso en conversaciones entre los tres que no podían ser denominadas más que surrealistas. Conversaciones que la mayoría de gente denominaría locuras, pero que para nosotros simplemente tienen un significado más allá de lo que sentimos y podemos razonar.

Nos encontramos hace muy poco por lo que no la conozco tan bien como me gustaría. Aún así sé que es una persona maravillosa, única y por ello merecedora de ser atesorada. Una estrella fugaz que dura una eternidad, un mar en una gota de agua, un tesoro de sonrisas y felicidad, esperanza sobre la raza humana. Una loca con cordura y una cuerda repleta de locura, un alma gemela en el sur para nosotros. No puedo sino agradecer la casualidad que hizo que nuestros caminos se juntarán, no puedo sino adorar el simple hecho de que exista. Por todo ello le dedico esta canción a Mey, la canción del trío de locos, nuestra canción, que habla de la cordura de aquel al que todo el mundo le llama loco. Donde ellos ven un molino de viento yo veo el mundo en movimiento, una llamada a la libertad y a vivir cada día como si fuera el último. ¿Y tú que ves?


Si acaso tu no ves
Mas allá de tu nariz
Y no oyes a una flor reír

Si no puedes hablar
Sin tener que oír tu voz
Utilizando el corazón

Amigo Sancho escúchame,
No todo tiene aquí un porqué
Un camino lo hacen los pies

Hay un mundo por descubrir
Y una vida que arrancar de arrancar
De brazos del guión final

A veces siento al despertar
Que el sueño es la realidad

Bebe, danza, sueña
Siente que el viento
Ha sido echo para ti
Vive, escucha y habla
Usando para ello
el corazón

Siente que la lluvia
Besa tu cara
Cuando haces el amor
Grita con el alma
Grita tan alto
Que de tu vida, tu seas
Amigo el único actor

Sí acaso tu opinión
Cabe en un sí o un no
Y no sabes rectificar

Si puedes definir
el odio o el amor
Amigo que desilusión

No todo es blanco,
O negro: es gris
Todo depende del matiz,
Busca y aprende a distinguir

La luna puede calentar
Y el sol tus noches acunar
Los arboles mueren de pie.

He visto un manantial llorar
Al ver sus aguas ir al mar

domingo, 28 de agosto de 2011

Creyente

No creo en ningún dios creado por la mente humana, sea creador o simplemente espectador de nuestras andanzas, vengativo o misericordioso, virtuoso o caprichoso... Como mucho podría creer en una entidad o poder superior en forma de un conjunto de leyes que rigen el universo y a partir de las cuales éste se formó y evoluciona. Pero dudo seriamente de la existencia de dioses dinámicos que modelen el universo a su capricho, aunque debido a la imposibilidad para refutarlo no puedo avanzar más allá de la duda. Exista o no uno o varios dioses me es indiferente, me es suficiente con creer en mi propia existencia. 

Tampoco creo en que nuestro destino esté escrito, ni que nuestra presencia en el planeta tenga razón alguna. Creo que todos somos dueños de nuestro destino, que nuestro futuro se encuentra en nuestras manos y no en designios de un ser omnipotente. Creo que cuando nos caemos no debemos esperar una mano que nos ayude a levantarnos, creo que cuando estamos perdidos no debemos esperar una luz que nos guíe. Creo que sólo somos el resultado de la contingencia, sólo el resultado de la suma de improbabilidades que ha sido y seguirá siendo la evolución. Creo que debemos encontrar el sentido de nuestra existencia no en las lejanas estrellas sino en nuestro interior.

Puede que al leerme muchos me consideren no creyente. Leed de nuevo y comprobad que estáis equivocados. Pues todos somos creyentes. Todos creemos en algo, sea Dios, la Naturaleza, nosotros mismos... Puede que no crea en Dios. Pero a cambio creo en muchas cosas. Creo en...


Creo en la amistad que no pide edad
Creo en el amor, sin condición
Creo en la humildad del que sabe ganar
Creo en el honor sin uniforme ni Dios

No creo en un altar que salve mi fe
Ser honesto es mejor que un cielo lleno de himnos
No creo en un líder que dirija mis pies
mi rey es mi voluntad, mi patria mi hogar

Sé que existe un lugar más allá entre las estrellas
Donde nacen los versos que yo nunca pude encontrar
Donde el alma de a luz y al parirte te nazcan besos
con labios de esperanza yo creo en ti, creo en mí

Oh...

Sé que existe un lugar más allá entre las estrellas
Dónde nacen los versos que yo nunca pude encontrar
Donde el alma de a luz y al parirte te nazcan besos
con labios de esperanza yo creo en ti, creo en mí

Sé que existe un lugar donde hallar un beso perdido
Donde nacen los sueños y maman oportunidad
Donde hacerte el amor sea morir dentro de tu cuerpo
Creo en una caricia, creo que existe ese lugar

Creo en la pasión, ella es mi voz
Creo que al final te encontraré

sábado, 27 de agosto de 2011

Hoy toca ser feliz

Me encuentro a 3000km de distancia de mis seres queridos y de mi hogar, de todo cuanto he conocido en mi Camino. Me encuentro en una ciudad extraña, ajena, desconocida, con un idioma difícilmente descifrable y con un clima no demasiado agradable. Por primera vez en mi vida me encuentro solo, dependiendo únicamente de mí, ocupándome yo de todas y cada una de mis necesidades, siendo el único responsable de mi economía. Es cansado, estresante, a veces desconcertante. Aún así, ¿por qué hoy soy tan feliz? ¿Por qué siento ganas de correr, saltar y bailar? ¿De gritar al mundo lo bien que me siento, de llorar de alegría y que estas lágrimas me limpien de toda la ansiedad que he ido acumulando hasta el momento?

Estoy muy lejos sí, pero gracias a los avances de la tecnología puedo en todo momento comunicarme con mi familia, con ella. Me encuentro en una ciudad desconocida sí, pero el aprender a conocerla y encontrarme en mi cuarto día aquí más que capaz para moverme por ella sin perderme, es todo una satisfacción. El idioma es raro y desde luego que estoy lejos de dominarlo, pero sé que poco a poco ire aprendiendo más sobre éste y el conocer un nuevo idioma, aunque sea de manera precaria, siempre es motivo de alegría. El clima será muy duro, pero hoy el cielo brilla azul y la temperatura es simplemente ideal. Elijo por lo tanto caminar en vez de coger el autobús; como recompensa la abundante vegetación me halaga la vista con sus diferentes tonos verdes y amarillos, mientras mi cuerpo agradece el cálido abrazo que el sol me ofrece y una suave brisa acaricia mi piel llevándose consigo penas y tristeza. La independencia es dura sí, pero también tiene sus recompensas. Es cansado visitar diferentes tiendas, comparar precios, buscar ofertas, planear las comidas,  pero a cambio obtengo una sensación que pocas veces antes había sentido: satisfacción ante el descubrimiento de mi capacidad para hacerme cargo de mis necesidades, descubrir que con un poco de esfuerzo los resultados pueden ser excelentes. Por lo tanto, cargado con un par de pesadas bolsas y el bolsillo más ligero vuelvo a casa cansado sí, pero contento por la recién descubierta independencia y el gusto por la responsabilidad. Además, suena en mi MP4 esta canción, su melodía a mi alrededor me atrapa en un remolino de sonidos y sensaciones, momento en que la letra aprovecha para introducirse en mí y recorrer cada parte de mi ser, quedando cada palabra, verso, estrofa, profundamente tatuada en mi alma.

A veces se nos olvida que siempre existen motivos para sonreír y ser feliz, que simplemente tenemos que darnos cuenta y aceptarlos. Disfrutad la canción y recordad: hoy toca ser feliz.


viernes, 26 de agosto de 2011

Crónica de un viaje anunciado (II)

24 de agosto de 2011

Aeropuerto de Helsinki, 15:05 hora local (una hora menos en Canari... Esto... Una hora menos en España). He llegado 25 minutos antes de lo previsto así que tengo tiempo de sobra para coger el siguiente avión. De momento todo va tan bien que empiezo a pensar que en algún momento Murphy me la va a liar gorda. Pero hasta entonces disfruto de la falta de incidentes.

Me recorro medio aeropuerto hasta mi puerta de embarque (no será tan grande como el de Barajas pero un buen rato si que pasa hasta que llego). Al ser tan pronto no me queda otra que esperar. Entre los demás que se acercan a la misma puerta de embarque reconozco alguno que venía también desde Madrid y me imagino que hoy no seré el único Erasmus con destino a Turku. Tras una larga espera comenzamos a pasar y de nuevo un autobús nos lleva hasta el avión, más pequeño que el primero. De nuevo veo mi maleta embarcando en el mismo avión, así que vuelvo a respirar tranquilo. Mi mayor miedo (quedarme sin maleta) parece que no se va a cumplir.

Esta vez, el avión se pone en marcha un poco más tarde de lo previsto por lo cual me preocupa hacer esperar demasiado al tutor que me recogerá en mi destino, aunque como no está en mi mano conseguir llegar puntual intento relajarme. Mi segundo despegue sigue siendo tan curioso como la primera vez, me recuerda un poco a la sensación que te producen algunas atracciones como las montañas rusas. Esta vez, me encuentro en el lado del pasillo, por lo que no me fijo demasiado en el paisaje. Además, el vuelo es muy corto y para cuando me doy cuenta descendemos y hemos aterrizado en el aeropuerto de Turku. Espero un buen rato hasta que salen las maletas y con tremenda alegría descubro y recojo la mía. Ahora ya puedo decirlo: el viaje a sido todo un éxito, sin retrasos excesivos ni pérdida de equipaje.

Con los trastos en la mano me acerco a la salida y veo un cartel con mi nombre. Me acerco a mi tutor y le saludo. Al poco sale su segundo "alumno", un madrileño que ha viajado en los mismos vuelos que yo y nos presentamos. Nuestro tutor nos entrega las llaves de nuestras habitaciones y nos lleva en coche hasta la residencia donde durante todo este curso vamos a vivir. Comprobamos que las llaves funcionan, quedamos para mañana comenzar a hacer todos los papeleos y demás cosas importantes y nos vamos cada uno a nuestra casa.

Por fin solo, por fin en el que será mi hogar durante todo este curso. La primera impresión es buena: un pequeño recibidor, un cuarto de baño agradable y práctico y una habitación bastante grande. Los muebles la verdad, más que suficientes: baldas, armarios para la ropa y otras cosas, un pequeño frigorífico, la cama, unos cajones y un escritorio. Las paredes blancas son ciertamente aburridas pero gracias a mis sábanas color salmón le doy un poco de colorido a la habitación. En cuanto a las ventanas, respiro aliviado al ver unas cortinillas, que aunque no creo que me tapen mucha luz evitarán que me despierte nada más amanecer. Y lo más importante de todo: ¡enchufes e internet! Así que mientras ordenaba y colocaba mis cosas pude disfrutar de mi conversación con Ella, pues aunque sé que no será lo mismo, al menos podemos vernos y hablar a través del ordenador.

Al final todo llega a su fin (valga la redundancia) y este día no es ninguna diferencia. Cuelgo toallas y varias prendas delante de la ventana para reducir la luz que por la mañana vaya a entrar, pues no tengo cortinas (las toallas fueron idea mía pero lo de la ropa fue idea de mi queridísima consejera incansable). Me tumbo en la cama tapado por unos abrigos, pues tampoco tengo manta ni sábanas. Pero eso no me impide que todo el cansancio acumulado me conduzca a un sueño reparador. Puede que ahora mismo esté en condiciones bastante precarias, pero tengo tiempo suficiente para preparar esta habitación y convertirla en un auténtico hogar. Además, pase lo que pase mañana hoy ha sido un día redondo, donde todo ha ido sobre ruedas y nada queda que pueda amargarme. ¿Cansado? Sí. ¿Nervioso, un poco estresado? También. Pero sin duda alguna, duermo feliz e ilusionado con un futuro prometedor.

Un ciclo se ha cerrado y uno nuevo se ha abierto.  Y creedme, nada hay tan esperanzador como empezar esta nueva aventura de una forma limpia, sin problemas ni complicaciones. Sé que no siempre será así, pero si puede ir todo tan bien una vez, ¿por qué no más veces?

PD: tras unos días agotadores con mucho papeleo y cosas para hacer espero este fin de semana poder volver a tener suficiente tiempo para dedicar tanto a este blog como a aquellos que sigo. Gracias a todos aquellos que me habéis comentado pero gracias también a los que me leéis sin comentar. Aunque este blog fue creado principalmente para expresarme y exteriorizar todo lo que siento siempre se agradece cuando os interesáis por él e incluso participáis. Nos leemos!

jueves, 25 de agosto de 2011

Crónica de un viaje anunciado (I)

24 de agosto de 2011

La alarma suena a las 7, aunque llevo un rato sin poder dormir. Me levanto a regañadientes y me ducho mientras mi hermana intenta sacudirse el sueño de encima. Terminamos de prepararnos y esperamos a mis padres. Cuando ellos también están listos cogemos todos los trastos, cerramos las habitaciones y bajamos a la puerta del hotel a esperar el autobús. La espera es corta pero se me hace eterna.

El autobús nos recoge y nos deja en la T4 sobre las 8 y cuarto, tenemos tiempo de sobra. Nos movemos a través del laberinto que es esta terminal y llegamos a los mostradores de facturación. Hay una pequeña cola delante, pero nada comparado con la cola que se forma detrás al poco tiempo de estar esperando. Cuando toca mi turno le entrego la reserva, y pongo la maleta en la cinta: pesa 20 kilos y medio por lo que respiro aliviado, no me he pasado del peso permitido. Se llevan la maleta y con las tarjetas de embarque en la mano bajamos a desayunar. Un zumo de naranja y un cruasán es todo lo que mi estomago encogido puede aceptar. 

Terminado el breve desayuno subimos de nuevo y nos dirigimos a la zona de seguridad. Este es un momento importante, pues a partir de aquí tendré que pasar solo. Me despido de mis padres y de mi hermana, evitando romper a llorar pues de lo contrario sé que me costará el triple separarme de ellos, aunque nada pueda detener la humedad que cubre mis ojos. Finalmente me dirijo al control de seguridad y para mi alivio paso sin ningún incidente. Veo que mi familia todavía me observa y con un gesto de la mano les digo adiós por última vez, antes de dirigirme en busca de mi puerta de embarque.

La espera de nuevo se me hace eterna hasta que comenzamos a pasar y un autobús nos lleva hasta nuestro avión. En el viaje me parece ver que entre las maletas se encuentra la mía, lo cual me relaja bastante pues todos conocemos las probabilidades de que se pierda y si al menos va conmigo en el primer avión me evitará bastantes quebraderos de cabeza. Una vez en el avión, al lado de la ventanilla, me preparo para el que será mi primer viaje en avión. Este se empieza a mover a las 10:10 y da vueltas a toda la pista (mira que es grande) hasta que se coloca en posición para despegar. El avión acelera y yo me agarro a mi asiento fuertemente, pues no puedo evitar sentir un poco de miedo. De repente, comienza a despegar y una sonrisa asoma en mi cara ante una rara pero para nada desagradable sensación ante la gravedad que intenta retenernos. El avión sube cada vez más y el suelo se empequeñece, mientras los movimientos del avión me siguen produciendo esa sensación rara pero agradablemente. Finalmente la señal del cinturón desaparece y me relajo mientras por la ventana veo paisajes de ensueño.

Me encuentro suspendido en un cielo inmenso, azul allá a donde mires, mientras por suelo observo una capa blanca y, aunque la comparación esté muy gastada, increíblemente parecida a algodón. En algunos momentos es un delgado manto blanco con hondonadas, montañas y numerosas esculturas que dan al paisaje un toque misterioso y mágico, pues otro mundo parece. En otros momentos el suelo se convierte en un denso mar de nubes, uniforme e infinito, jirones de niebla alzándose cual olas. Según nos acercamos a nuestro destino las nubes disminuyen en frecuencia y puedo ver un tablero de ajedrez a cuadros blancos y azules, pues sobrevolamos el mar. Diminutas islas rompen la monotonía del mar Báltico, parches de tierra en una inmensidad azul, mientras los barcos que veo parecen poco más que pequeñas txalupas.

Ya muy cerca de nuestro destino el avión comienza a descender lentamente. El suelo crece ante mis pies y las nubes nos rodean, deleitándonos con sublimes formas y esa textura algodonosa que tanto me fascina. Al cabo de un rato aterrizamos y el vuelo llega a su fin. Hemos llegado a Helsinki, primera parada en mi camino.

Continuará...



miércoles, 24 de agosto de 2011

Agur

Agur Euskal Herri maiteari
nire hankak zure mendiek landuak
zure basoekin nire begiak apainduak
nire larrua zure itsasoak gogortua
zure ibaiak nire zainetatik ibiltzen
etxeko usaina, edonora nirekin daramana


Agur nire guraso laztanei
bere pasioarekin bizitza eman zidatenek
arreta eta maitasunarekin hezituta
mundu latz honetarako prestatu ninduten


Agur nire arreba miresgarriari
argi eta maitekor, indartsu eta polita
behar nuen guztietan nirekin zegoena
bere bizitza jarraibide hoberena


Agur maite dudan neskato eder horri
zure begietan ilargiaren argitasuna ikusgai
ezagutu dudan izarrik disdiratsuena
nire mina alaitzeko zerutik erori zen bakarra
bere irribarrearekin zoriontasuna ekarri didana
eskatu ahal nuen oparirik oparoena


Agur bai, baina gero arte


(traducción al castellano)

Adiós a mi amada Euskal Herria
mis piernas labradas por tus montes
con tus bosques mis ojos adornados
mi piel por tu mar endurecida
tus ríos fluyendo por mis venas
aroma del hogar que llevo conmigo allá a donde vaya


Adiós a mis queridos padres
quienes con su pasión vida me dieron
educado con atención y amor
para este duro mundo me prepararon


Adiós a mi maravillosa hermana
inteligente y agradable, fuerte y hermosa
quien siempre que lo necesitaba conmigo estaba
su vida el mejor ejemplo a seguir


Adiós a esa hermosa muchacha a la que quiero
en tus ojos se puede ver la claridad de la luna
la estrella más resplandeciente que he conocido
la única que del cielo cayó para aliviar mis penas
la que con su sonrisa me trajo felicidad
el más generoso regalo que podía haber pedido


Adiós sí, pero hasta la próxima

martes, 23 de agosto de 2011

Sprint final

Mañana ultimando preparativos, tarde de viaje en coche hasta Barajas, noche probablemente sin dormir... Y mañana a las 10:10 cogeré el avión que me llevará a través de los sueños a un nuevo horizonte, lleno de promesas y lecciones. 24 de agosto del 2011: un nuevo punto de inflexión en mi vida.

Y lo mejor es que después de interminables peleas conmigo mismo para aceptar la realidad y reconocer la necesidad de realizar este viaje, después de numerosos trámites y abrumador papeleo, después del estrés de los preparativos y la triste despedida a un ser muy querido... Ahora mismo la emoción y la excitación ganan de forma significativa a la tristeza y ansiedad. Puede que un principio, por comodidad y miedo ante lo desconocido, me negara a tomar una decisión. Pero ahora mismo no puedo sino agradecer haber vencido a mis fantasmas y aceptado la que creo que será la mejor aventura de mi vida hasta el momento, de la cual volveré más sabio, maduro y fuerte. 

Gracias a quienes lograron convencerme de tomar la elección que por comodidad despreciaba. Gracias a quienes me han ayudado en todos los preparativos y tareas para mi llegada. Y gracias a M, quien aún sin saberlo, me ha ayudado estas últimas semanas a hacer frente al nerviosismo y a la ansiedad previos a la partida, quien me ha ayudado a reconocer definitivamente la idoneidad del viaje y probablemente me ayudará a disfrutar más aún de lo que me espera.

Eso sí, los nervios no me los quita nadie. Nos vemos en Finlandia!


lunes, 22 de agosto de 2011

Tu rosa de los vientos

El tiempo se agota y hoy toca despedirme de la persona más encantadora que jamás haya conocido, aquella que consigue hacerme feliz cada vez que me muestra su hermosa sonrisa. Hoy es nuestra última tarde juntos. Así que aunque tengo preparada una buena reserva de pañuelos aviso de un gran riesgo de inundaciones (soy de lágrima muy fácil). Puede que sea algo temporal pero su ausencia durante los próximos meses será uno de los desafíos más duros a los que me he tenido que enfrentar. Será difícil aceptar que no podré tenerla cerca, poder abrazarla, besarla o simplemente perderme en sus ojos mientras admiro su belleza. Será difícil proseguir mi camino lejos de Ella.

Sin embargo, esta despedida no es un adiós, sino un hasta luego. Pues por mucho que se alejen nuestras sendas te prometo que un día volverán a juntarse y continuaremos nuestro caminar más maduros y fortalecidos.  Pues por muy lejos que esté seguiré en todo momento cuidando de ti. Cuando las noches se te hagan frías y oscuras, llámame y a lomos del viento volaré hasta tus sueños, donde te arroparé con cálidos abrazos y con radiantes besos iluminaré las tinieblas de tu alma. Cuando la vida te resulte dura y no encuentres fuerzas para levantarte tras cada caída, búscame y te ofreceré mi mano para ayudarte a continuar, pues nunca te dejaré atrás aunque recorramos senderos diferentes. Y cuando te sientas perdida en la inmensidad del Camino, piénsame y seré la luz que te guíe a través de las sombras, retirando los obstáculos a tu paso, eligiendo las rutas más seguras para que sana y salva llegues a tu destino. Pues para que un día volvamos a encontrarnos, siempre que lo necesites tu rosa de los vientos seré.


Si siembras una ilusión
Y la riegas con tu amor
Y el agua de la constancia
Brotará en ti una flor
Y su aroma y su calor
Te arroparán cuando algo vaya mal.

Si siembras un ideal
En la tierra del quizás
Y lo abonas con la envidia
Será difícil arrancar.
La maldad
De tu alma si ha hechó raíz.

Y que mi luz te acompañe
Pues la vida es un jardín
Donde lo bueno y lo malo
Se confunden y es humano
No siempre es saber elegir.

Y si te sientes perdido
Con tus ojos no has de ver.
Hazlo con los de tu alma
Y encontrarás la calma
Tu rosa de los vientos seré.

Si siembras una amistad
Con mimo plántala
Y abónala con paciencia
Pódala con la verdad
Y transplántala con fe
Pues necesita tiempo y crecer

Si te embriagas de pasión
Y no enfrías tu corazón
Tartamudearán tus sentidos y quizás
Hablará sólo el calor y no la razón
Es sabio contar hasta diez.

sábado, 20 de agosto de 2011

Si yo, tú

(Escrito y recitado por Txus di Fellatio, batería y compositor de Mägo de Oz)



Si yo, tú.
Si caes, yo contigo,
y nos levantaremos juntos
en esto unidos.

Si me pierdo, encuéntrame.
Si te pierdes, yo contigo,
y juntos leeremos en las estrellas
cuál es nuestro camino.
Y no existe, lo inventaremos.

Si la distancia es el olvido,
haré puentes con tus abrazos,
pues lo que tú y yo hemos vivido
no son cadenas…
ni siquiera lazos:
es el sueño de cualquier amigo,
es pintar un ‘te quiero’ a trazos,
y secarlo en nuestro regazo.

Si yo, tú.
Si dudo, me empujas.
Si dudas, te entiendo.
Si callo, escucha mi mirada.
Si callas, leeré tus gestos.

Si me necesitas, silba
y construiré una escalera
hecha de tus últimos besos,
para robar a la luna una estrella
y ponerla en tu mesilla
para que te dé luz.

Si yo, tú.
Si tú, yo también.
Si lloro, ríeme.
Si ríes, lloraré,
pues somos el equilibrio,
dos mitades que forman un sueño.


Si yo, tú.
Si tú, conmigo.
Y si te arrodillas
haré que el mundo sea más bajo,
a tu medida,
pues a veces para seguir creciendo
hay que agacharse.

Si me dejas, mantendré viva la llama
hasta que regreses,
y sin preguntas, seguiremos caminando.
Y sin condiciones te seguiré perdonando.
Si te duermes, seguiremos soñando,
que el tiempo no ha pasado,
que el reloj se ha parado.

Y si alguna vez la risa
se te vuelve dura,
se te secan las lágrimas
y la ternura,
estaré a tu lado,
pues siempre te he querido,
pues siempre te he cuidado.

Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
sólo recobra la cordura
para morir.
Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú,
y eso me calma,
y eso me cura…

Si yo, tú.
Si tú, yo.
Sin ti, nada.
Sin mí, si quieres, prueba.

viernes, 19 de agosto de 2011

Ser consecuente


Soy una persona extremadamente indecisa. Siempre me cuesta decidir muchísimo, sobretodo porque la mayoría de las veces la decisión visceral es la opuesta a la razonada. Así acabo generalmente haciendo un repaso de todos los pros y los contras pero ni de esta manera consigo hacer una elección sin discutirlo conmigo mismo durante bastante tiempo. Sin embargo, esto puede haber cambiado desde que descubrí una buena forma de hacerlo, gracias a mi Pepito Grillo particular.

La semana pasada mi padre intentó convencerme de forma demasiado insistente que fuera a un evento al cual no quería ir. Se negaba a aceptar mis negativas pues cada día volvía a preguntármelo de nuevo. Sé que esto era así porque le hacía ilusión que yo fuera, mas me fastidiaba que no se diera cuenta de que no quería hacerlo y de que su insistencia me irritaba hasta límites demenciales. Aún así, entendía su esperanza de que yo fuera por lo que aunque no quería ir tampoco quería negarme definitivamente, pues me sentiría culpable por ello. Mis problemas los solucionó Ella, demostrándome una vez más porque la adoro tanto. Me aconsejó que cualquiera fuera mi decisión, debería ser consecuente con ella. Es decir, si acababa aceptando debería ir al evento sin sentirme que había sido obligado y sin quejarme por ello. Me conozco y sé que en caso de aceptar efectivamente habría pasado la tarde enfurruñado y quejándome por todo, probablemente intentando fastidiar el evento a mis padres por sentirme que había sido obligado a ir; algo que no sería justo para ninguno. Por eso, ante la incapacidad de ser consecuente con esa elección opté por la negativa.

Fue una gran lección, descubrí lo mucho que me queda todavía por aprender. Debemos ser consecuentes con nuestras decisiones. No podemos volver la vista atrás continuamente pensando que habría pasado si hubiéramos realizado otra elección. No podemos amargar nuestra vida o la de los demás por haber tomado una elección a nuestro juicio equivocada. Si todavía existe la oportunidad de coger el otro camino no hay más que hacerlo. Si no existe semejante oportunidad no hay más que seguir adelante y tratar de hallar lo mejor de este camino que hemos tomado, pues en todo sendero hay motivos para la felicidad.


miércoles, 17 de agosto de 2011

Optimismo

Me considero una persona optimista, al menos de forma teórica. Creo firmemente que hasta en los lugares más inhóspitos y sombríos puede uno encontrar pequeños fragmentos de ilusión y alegría que iluminen las tinieblas. Como ya expliqué en la entrada “La vida: ¿desierto sombrío o pradera florida?el mundo nos ofrece más razones para sonreír de las que creemos. Lo verdaderamente importante no es lo que nos sucede, sino como lo afrontamos. Pues hasta en los momentos más tristes existe esperanza para quien piensa en positivo, pues hasta los momentos más felices pueden ser despreciados por quienes piensan en negativo. Considero que el optimismo es indispensable para apreciar lo bello de esta vida y evitar perdernos en el abismo del dolor. Considero que la vida debe ser vista a través de los ojos del ave Fénix, mito que nos enseña a levantarnos y continuar aprendiendo de cada caída y de cada golpe, a caminar admirando el paisaje y no pasar por nuestro Camino con la cabeza gacha, mirando al suelo por miedo a caer.

He de admitir que a la hora de poner en práctica todos estos pensamientos las dificultades son numerosas, sobre todo cuando nos encontramos en épocas difíciles cuando lo único que nos apetece es escondernos bajos las mantas para no tener que afrontar un mundo duro. Aún así, es importante plantar cara a la adversidad con una sonrisa y fuerza de voluntad. Sólo tenemos que hallar una fuente de inspiración, alguien o algo que nos recuerde que la vida es para disfrutarla. Sumergido en una época de cambio y estrés yo he hallado la mía en el blog “Diarios de un Fénix”, un ejemplo real de mi metáfora de “La Mirada del Ave Fénix”.

Por eso agradezco a M. por este blog tan maravilloso, fuente de optimismo y sonrisas, que me ayuda a sobrellevar la ansiedad que la cada vez más próxima partida me causa. Le agradezco sus pensamientos tan positivos que me hacen sonreír cada mañana y me empujan a afrontar el día con fuerza e ilusión. Le agradezco porque gracias a ella estoy aprendiendo a poner en práctica lo que antes no me atrevía. Muchas gracias por ayudarme a mejorar y ser feliz.

Por ello te dedico una de mis canciones favoritas, pues como bien nos has recordado: “nada hay bajo el sol que no tenga solución; nunca una noche venció a un amanecer”.


Letra:
Nada hay bajo el sol que no tenga solución
nunca una noche venció a un amanecer

Hubo un tiempo en que todo me iba mal
perdido en la oscuridad sin saber a donde ir
De mi vida se esfumó todo el color
solamente quedó en mi el color gris

Y pensé que era mi final
del laberinto no podía escapar

No busque el apoyo en los demás
no quería suplicar ni tener su compasión
Me hice amigo de la soledad
quien iba a imaginar todo lo que me enseñó

Hoy sonrío recordando la lección
que la vida con paciencia me enseñó

Nada hay bajo el sol que no tenga solución
nunca una noche venció a un amanecer

En la vida no todo es avanzar, a veces un paso atrás
Nunca dudes en cambiar de dirección, si el camino se acabó
A cada sueño, cada idea, cada amor, entrégate con pasión
Lleva siempre la verdad en tu interior, y tu propia religión

Nada hay bajo el sol que no tenga solución
nunca una noche venció a un amanecer

Cuenta atrás

El tiempo se acaba, la cuenta atrás no cesa y el nudo en mi estómago parece no querer abandonarme. Dentro de una semana me hallaré en la capital, cogiendo ese avión que ha de alejarme de todo cuanto conozco y quiero: hogar, familia y por supuesto Ella. El comienzo de un viaje hacia un horizonte cubierto por la niebla de la incertidumbre y lo desconocido. Abandonar por primera vez en mi vida todo aquello conocido, todo lo que podía controlar.

Soy sincero, siento pánico ante la idea de que dentro de una semana el poco control que podía tener sobre mi vida se esfumará, de adentrarme en un futuro incierto. Pues aunque en principio sólo sea una aventura temporal todo puede suceder. Ante todo, tengo miedo de tener que decidir, de jugarme mi futuro con una moneda a cara o cruz, de tomar la decisión equivocada.

Aún así, no pienso caer en las garras de la angustia y malgastar mi última semana aquí abrumado por sentimientos negativos. Por muy negro que el futuro pueda parecer debo ocuparme del presente y no preocuparme por lo que todavía no ha sucedido, como decimos aquí: gero gerokoak. Además, mentiría si dijera que no siento emoción, excitación, entusiasmo. Pues debajo de esa niebla que me impide ver lo que el horizonte esconde sé que muchas cosas buenas me esperan también. Sé que habrá 1000 razones para desanimarme, sentir angustia, dolor o para echar de menos lo atrás dejado. Pero pienso afrontarlo con una sonrisa en la cara pues estoy seguro de que como mínimo habrá 1001 razones para la alegría, el gozo y para ser feliz.

En una semana se abren las puertas a un nuevo mundo, lleno de oportunidades para aprender y madurar. Un nuevo ciclo en mi vida que no pienso desperdiciar lamentando las dificultados y lo perdido. Una aventura única para disfrutar.


martes, 16 de agosto de 2011

La foto


(Dedicado al Desconocido 9-8-2011)

La luna llena iluminaba una playa de blanca y fina arena, peinada por el viento, creador de extraños pero bellos paisajes sobre su superficie. Un mar negro bañaba el horizonte y su tenue murmullo arrullaba a un anciano sentado en un pequeño banco sobre el paseo. Sus ojos, húmedos por las lágrimas, buscaban desesperadamente en las profundidades de la noche pero sólo el resplandor de las estrellas devolvía su mirada.
Un año había pasado ya desde la muerte de la mujer a la que amaba. 57 años compartiendo caricias en aquel banco mirando al mar, donde un día se prometieron amor eterno. Mas la muerte los había separado y rota su promesa ahora el sólo esperaba el cese de su existencia y con ello la liberación del dolor y soledad que ahora lo ahogaban.
Lentamente, de su cartera sacó una pequeña foto y, como tantas otras veces, la observo con delicadeza. Era una foto vieja, amarilleada y maltratada por el tiempo. Una foto de una pareja de ancianos con semblante serio. La única foto de ambos juntos conservaba. No recordaba cuando se hicieron la foto ni el porqué de su seriedad, pero siempre lamentaba haber perdido para siempre la sonrisa que iluminaba su mundo, la sonrisa que le enamoró. Las lágrimas corrían por su cara, atravesando los surcos que el tiempo en su cara había cincelado. Caían lentamente y contra el suelo estallaban, rompiéndose cual sueños de un angustiado corazón.
Un leve susurro, transportado por una brisa consoladora, provocó el cese de su silencioso llanto. Desconocía cuanto tiempo llevaba sentado, pero ahora la niebla cubría el mar con su manto de algodón y lentamente avanzaba hacia la playa, avanzaba hacia él. Entre la densa bruma pudo ver una sombra bailar, figura borrosa que con un canto tenue pero alegre le invitaba a acercarse y con ella danzar. Hechizado, presa de un sentimiento indescifrable, se levantó y se adentró en la playa, en lo profundo del banco de niebla que con caricias y un frescor revitalizante le acogió. La arena crujía y se hundía bajos sus pies, cada vez más blanda y húmeda, hasta que sus pies entraron en el agua. Mas él siguió caminando, toda su atención centrada en la figura delante suyo, cada vez más nítida y en la voz que lo llamaba, cada vez más reconocible. Sentía el agua a su alrededor, cada paso que daba más cubierto quedaba por ella, pero lejos de suponerle una resistencia a su avance parecía más bien ayudarle a continuar. Ya nada podría detenerle. Por fin había encontrado lo que con tanta pasión buscaba cada noche. Por fin sus plegarias habían sido escuchadas. Por fin volvió a contemplar esa sonrisa y él sonrió.
Cuando la niebla se retiró, ni rastro quedó de las huellas que a su paso el anciano dejó en la arena. Rastro de él tampoco había en la tranquilidad del mar. Sólo un testigo quedó de tan insólito acontecimiento. Pues sobre un banco mirando al mar reposaba una pequeña foto. Era una foto vieja, amarilleada y maltratada por el tiempo. Una foto de una pareja de ancianos que sonreía.

domingo, 14 de agosto de 2011

El olor de la felicidad

Ponerme la camiseta y descubrir que aún huele a Ella
Olor tenue, cargado de sentimientos y alegría
Recordar las caricias que nos regalamos ayer
El recuerdo del tacto de tu piel sobre la mía
Volar hasta tu cama para contemplarte dormida
Vestida con un halo de serenidad, de tu presencia beber
En tus sueños visitarte y poder observar
La más bella flor, la fragancia más dulce
Hermoso perfume que en esta mañana me rodea
Sin duda alguna, el olor de la felicidad



sábado, 13 de agosto de 2011

La última primavera


Danzando en el aire, con suaves movimientos, una hoja intenta desesperadamente retrasar el inminente final. El viento es cómplice de tan acusado esfuerzo, mas la ingravidez otorgada no es más que un estadio pasajero y la hoja pronto descenderá para reunirse con sus hermanas, tapizando el suelo del bosque con bellos colores. Sobre esta alfombra otoñal un hombre camina sin rumbo fijo, observando el ocaso de los árboles desnudándose lentamente, preparados para el invierno que pronto ha de llegar.
Lejos queda el verano, cuando abrazado a ella disfrutaban bajo los rayos del sol, arropados por la tenue brisa marina. Cuando los pájaros les deleitaban con elaboradas melodías y envueltos en mantos de verde hierba se besaban con pasión. Atrás comienza a quedar el otoño, con su hermosa gama de colores intentando vanamente aliviar los corazones afligidos por una despedida anticipada, por su última promesa de amor eterno. Ahora los colores apagados y los pájaros enmudecidos anuncian el comienzo del invierno, al que solo se tendrá que enfrentar.
El tiempo pasa y el brillo del sol desaparece, oculto bajo un techo de nubes reacias a devolver a la tierra la luz robada. La nieve desciende con suavidad cubriendo la tierra con un manto de claridad inigualable, abrigando con su helado abrazo las ramas desnudas de unos árboles dormidos. El silencio le envuelve, sentado al abrigo de un encorvado roble, cansado ya de andar sin meta.
El tiempo pasa y él con su mirada perdida recuerda aquellos tiempos felices que nunca volverán. Todo le recuerda a ella. Su nívea piel presente en cada copo de nieve que al entrar en contacto con él se funde, arrebatándole parte de su calor. El viento susurrándole como ella le hacía en las noches en vela bajo la luz de las estrellas. Su tenue perfume flotando en el ambiente, ínfimo rastro de aquella esencia que le hacía soñar.
El tiempo pasa pero ya no existen sueños ni ilusiones, penas ni tristeza. Solo existe vacio, despojado de toda gana de vivir, esperando al único remedio que puede concebir. Aun en su refugio la nieve le cubre lentamente, mas él no parece notarlo. Espera pacientemente mientras el frío se apodera de su cuerpo y la llama que ella mantuvo encendida sucumbe ante la escarcha que invade cada rincón de su interior. La oscuridad se adueña de su alma mientras su cuerpo queda aprisionado bajo el hielo. Las fuerzas le abandonan, su mente se nubla.
A su alrededor el sol vuelve a brillar, de nuevo activo tras su letargo invernal. La nieve comienza a retroceder ante el feroz ataque de los aún débiles pero insistentes rayos solares. El hielo que lo aprisiona se derrite pero es demasiado tarde para él. Su corazón, exhausto tras una vida sin descanso, cede ante la tentación del sueño y cesa en su función. Su mente se hunde en las tinieblas de lo desconocido, lamentándose por no poder cumplir la última promesa que hizo. Pensando en ella se deja arrastrar por la fatiga de su alma y se despide para siempre. Es el final del invierno. Su último invierno.
Mas no todo es oscuridad. Su cuerpo no responde y su mente ha sucumbido a los embates del frío pero él continúa presente. Su alma, despojada de la carne que tanto le hizo sentir, se resiste a abandonar el mundo. Algo le llama, una figura translúcida susurra invitaciones que el viento, diligente en su labor, le hace llegar. Deja atrás su cuerpo inerte y avanza hacia la silueta, envuelta en una luz cegadora.
Cada vez más cerca, comienza a apreciar la sutileza de sus curvas y la palidez de su piel. Sus cabellos relucen dorados a la luz del sol. Sus ojos, pozos sin fondo, amenazan con ahogarle en un millar de sentimientos que creía perdidos. El tiempo pasado desde su último adiós no parecía haberla afectado, nada había cambiado en ella desde que entre lágrimas de él se despidió. Aún anhelante por acercarse a ella moderó su avance, temeroso de poder perderla en su precipitación. Alargo su mano y donde sólo aire e ilusiones rotas pensaba encontrar, acarició una mejilla suave y tibia. Sus brazos la rodearon en un cálido abrazo, sus labios se unieron en un profundo beso y ajenos a todo volvieron a amarse tras tanto tiempo separados.
A su alrededor la vida resurge tras la desaparición del hielo. Las hojas vuelven a adornar las desnudas ramas de los árboles. Los pájaros reanudan los recitales interrumpidos por el frío, deseosos de volver a componer la música de la vida. El color verde recubre de nuevo los campos y vistosas flores completan con sus pinceladas de variado colorido el cuadro más bello jamás pintado. Y el sol alumbra la unión de dos almas, alegres por poder cumplir su promesa de amor eterno. Es el comienzo de la primavera. Su última primavera, que nunca se marchitará... al igual que su amor.

viernes, 12 de agosto de 2011

Juntos en El Camino

Hace tiempo que comencé a andar en este camino que es la vida. Durante mucho tiempo lo recorrí solo, pues aunque es cierto que he tenido más de un compañero de viaje tarde o temprano nuestros rumbos nos separaron, cada uno en busca de su propio horizonte. Más hace unos años la situación cambió; hace unos años El Camino me juntó con Ella.
Al principio, caminábamos simplemente en una misma dirección, pero la distancia que nos separaba y los obstáculos entre nosotros no nos permitían conocernos bien, coincidiendo solamente cuando las circunstancias de la travesía así lo requerían. Esto no tardó en cambiar cuando gracias a esas caprichosas conjunciones de nuestros pasos comenzamos a descubrir que la compañía mutua nos ayudaba a superar escollos y a apreciar la belleza del paisaje. Pronto, cansados de esperar que El Camino dictara los puntos de encuentros, acercamos y adecuamos nuestras sendas para crearlos y disfrutar así una travesía conjunta. Lentamente, nuestros caminos fueron acercándose hasta el día en que decidimos unir nuestros horizontes y crear en nuestro caminar una única senda para ambos.
Desde el punto en que nos encontramos miro atrás, hacia el sendero juntos hollado y sonrío al ver el corto pero a la vez interminable camino recorrido. A mi lado, sonríes también, demostrando que conoces mis pensamientos y me abrazas fuertemente. Aún en tus brazos doy la vuelta. Una densa niebla cubre el horizonte, manteniendo oculto el futuro bajo un manto de esperanza e incertidumbre. Únicamente puedo ver hasta un pequeño claro no muy lejano que se alza delante del muro de bruma. Conozco ese claro y tú también a juzgar por la ansiedad que leo en tus ojos cada vez que lo observas. En ese claro nuestros caminos se separarán y habremos de continuar por un tiempo la marcha cada uno a través de una ruta diferente.
Sé que no será fácil, sé que tienes miedo de que nos perdamos y no nos volvamos a ver. Mas no te preocupes. Por muy espesa que sea la niebla a mí alrededor mis sentimientos hacia ti son la única brújula que necesito para no extraviarme; por muy grande que sea la distancia que nos separe mis piernas no descansarán hasta que pueda abrazarte. Por mucho que traten de ocultarlo sé que ahí delante nuestros caminos volverán a encontrase y nosotros, juntos una vez más, proseguiremos nuestro viaje hacia un horizonte común. Unidos de la mano. Juntos en El Camino.

jueves, 11 de agosto de 2011

La vida: ¿desierto sombrío o pradera florida?


La vida es dolor, el ser humano es mezquino y egoísta, vivir es sufrir… Todos hemos podido leer o escuchar alguna vez tales aseveraciones y, aunque en menor grado, todos hemos estado de acuerdo alguna vez en nuestra vida. Pero, ¿realmente estamos condenados a sufrir en un mundo oscuro?

Tomemos como ejemplo un día corriente en nuestra vida y contemos las diversas muestras de relaciones entre personas que observamos o en las que incluso participamos; probablemente los gestos de amistad, cariño y ayuda desinteresada sean más numerosos que las manifestaciones de odio, agresión o falta de consideración para con los demás. Entonces, ¿por qué nos sentimos más frecuentemente defraudados que contentos con la sociedad?

La respuesta probablemente radica más en nuestra percepción de tales acontecimientos que en su frecuencia: reparamos con mayor facilidad en los eventos desagradables y éstos dejan un mayor impacto sobre nosotros. Es por esto que, por ejemplo, el comportamiento desconsiderado de una persona en el metro pueda hacernos olvidar las diversas muestras de amabilidad antes observadas y hacernos dudar del género humano.
De esta misma manera, las vicisitudes de la vida son primordialmente positivas pero o bien las prisas y el ritmo frenético de esta sociedad nos impide gozar de los pequeños placeres de la vida o bien la tristeza, el dolor y la angustia se apoderan de nosotros y borran toda felicidad que pudiéramos haber conseguido.

La conclusión es que las causas de sentimientos negativos, de dolor y tristeza, son sólo una pequeña fracción de nuestro camino pero la fuerza desproporcionada que les permitimos y la incapacidad para apreciar los numerosos instantes alegres nos hace creer que caminamos por un desierto sombrío.

La vida no nos impide ser felices, somos nosotros quienes nos encadenamos al dolor y a la tristeza. La vida nos ofrece todo lo que necesitamos, sólo tenemos que darnos cuenta y aceptarlo. Pues hasta el más duro desierto puede convertirse en una pradera florida.


miércoles, 10 de agosto de 2011

Lágrimas ocultas

Todavía puedo sentir su voz aparentemente tranquila, sus ojos ocultos bajo las gafas. "Otro anciano corriente más con ganas de charlar", pensé. Pero sus inocentes bromas ocultaban un intenso dolor, tristeza por la pérdida reciente de la que por mucho tiempo fue su compañera de camino. Camino en el que de repente se encontró solo, sin nadie en que apoyarse, sin nadie con quién aliviar su pesar. Embargado por la pena, encontró una pareja de jóvenes poniéndose patines, él lleno de protecciones mientras que ella no las necesitaba. Un comentario inocente pareció, cuando el anciano le comentó al chico que las protecciones debía dejárselas a ella, para protegerla y que no se hiciese daño. El joven bromeó diciendo que más necesarias eran en él pero el anciano no parecía escuchar, o quizás sí escuchaba pero su consejo no era sólo para este caso concreto, sino para la vida en general. Cuando los jóvenes conocieron su dolor y soledad descubrieron la fuerza que se escondía detrás de cada palabra, aparentemente banal, pronunciada por el anciano. Ojalá hubiera sucedido todo en otro contexto y hubieran podido invitarle a sentarse con ellos y desahogar sus penas. Pero misterioso y desconocido como había aparecido se marchó, encorvado bajo el peso de los años y la pérdida de lo más querido; sólo espero que un poco más alegre gracias al leve alivio que la pequeña conversación pudo haberle proporcionado.

Llegará el día en que pueda reunirse con su amada y puede que ese día el viento y el olvido amenacen con borrar las huellas que dejó en su camino. Mas nunca le olvidaré, pues la huella que dejó firmemente dibujada en mi alma no se habrá de borrar hasta el día en que yo mismo desaparezca de este mundo. Eterno errante en un mundo frío, esperando que el abismo que lo separó de su otra mitad quede reducido a polvo y escombros para reunirse con ella, su recuerdo sobrevivirá en mí. El recuerdo de esas lágrimas ocultas bajo unas gafas oscuras.

A ti, a ella, a ese amor que ni la muerte a podido marchitar, os dedico esta canción. Gracias por ese pedazo de tu alma que nos otorgaste. Que el sol te guíe en tu camino para que al final de éste puedas encontrar lo que con tanta pasión andas buscando. Nunca te olvidaremos.


martes, 9 de agosto de 2011

El avance del tiempo


El tiempo avanza inexorablemente
En mi mente grabada esta cuenta atrás
Los segundos danzando en un baile lascivo
Percibo en mi sangre los latidos del reloj.
El tiempo prosigue sin que pueda evitarlo
Fluyendo entre mis dedos sin dejarse atrapar
Entre sus manos simples marionetas somos
Arrastrados por la corriente, ahogados en nuestro pesar.
Desearía poder detener el tiempo
Pues no estoy preparado para partir sin ti
Desearía en mi ausencia pedir al viento
Que aliento te otorgue y te ayude a vivir.
Pedirle a la Luna que ilumine tu camino
Cuando las tinieblas se adueñen de tu alma
Calma te ofrezcan sus reflejos plateados
Sean las estrellas tu mejor abrigo.
Al sol le pediré que ahuyente la niebla
Que cubre de dudas el horizonte, tu destino
Descongele el mar de hielo que mi ausencia provocó
Calcine la angustia que tu corazón puebla.
Mas ten por seguro que todo acabará
Incapaz será la distancia de romper nuestros lazos
Pues con retazos de mi alma marcaré mi camino
Para que en la espesura me encuentres
Para que un día, el tiempo que nos separó
Nos vuelva a juntar.


lunes, 8 de agosto de 2011

Estelas en la mar

La vida no es más que un largo camino que vamos creando allí donde ponemos los pies. Ante nosotros se extiende tierra virgen, expectante ante nuestros pasos que al hollarla irán dejando tras de sí un estrecho sendero, testigo de nuestro caminar. No existen camino marcados, somos nosotros quienes decidimos que rumbo tomar. Pues como sabiamente dijo Antonio Machado: caminante no hay camino, se hace camino al andar.
La vida no es más que un viaje sin destino, donde el final del mismo dependerá de las decisiones tomadas. Elecciones difíciles, pues una densa niebla cubre el horizonte y sólo en escasas ocasiones nos deja vislumbrar parte de lo que nos espera más adelante en nuestra senda. Los obstáculos tampoco escasean en este camino y nos vemos obligados a elegir entre reunir fuerzas y valor para intentar salvarlos o perder un tiempo precioso en rodearlos. Más por muy difícil que sea el camino jamás debemos retroceder. La senda que dejamos tras de nosotros permanecerá cual estela en nuestra memoria, ayuda en los tiempos difícil gracias a la experiencia adquirida a lo largo del camino ya recorrido; pero es extremadamente frágil, por lo que de volver a pisarla esta se romperá, abandonándonos bajo una lluvia de recuerdos y fragmentos de nuestro pasado que nos impedirá seguir adelante.
La vida no es más que un largo sendero, en el que atravesaremos paisajes de muy diverso aspecto. Planicies desiertas, sembradas de dudas e inciertos rumbos a seguir. Valles floridos, rebosantes del armonioso canto de los pájaros, el dulce aroma de las flores y el murmullo de ríos cristalinos. Escarpadas pendientes, cuyas rocosas laderas laceran nuestros pies e intentan hacernos desistir en nuestro empeño por coronar una cumbre que a cada momento parece más lejana. Rincones de ensueño, donde descansar y recuperar fuerzas para continuar nuestro viaje. Y finalmente una playa de fina arena, dorada bajo los rayos del sol y más allá el mar, último destino. Entonces el agua salada bañará nuestros pies, eliminando el cansancio acumulado, mientras la espuma refresca la piel quemada por el sol. Las olas nos acompañarán en un nuevo viaje a lo desconocido, en busca del horizonte, donde reunirnos con todos aquellos que también terminaron su viaje. Y el viento acabará borrando nuestras huellas, dejando únicamente como testigo de nuestro paso por este mundo estelas en la mar.

domingo, 7 de agosto de 2011

Escepticismo (II)

Por una parte, pienso que el escepticismo es, efectivamente, un aporte valioso a nuestra sociedad. En el mundo de la ciencia, por ejemplo, el escepticismo es clave para el desarrollo y progreso de la misma: mantiene dogmas y pseudociencia alejados de las teorías científicas, promueve un debate saludable evitando las defensas irracionales basadas más en esperanzas que en evidencias empíricas y favorece el reciclaje intelectual, pues toda teoría, por muy aceptada que sea, es susceptible de ser negada si se encuentras pruebas que la refuten. En mi propia experiencia también, mi dificultad para creerme incluso los resultados de mis propios experimentos me empuja a mejorar el protocolo y con ello obtener datos bastante más fiables.

Pero no sólo es un valor positivo para la ciencia, debates sobre cualquier tema evitarían la polémica y los enfrentamientos viscerales si los participantes estuvieran más dispuestos a dudar sobre sus propias teorías y a aceptar otros puntos de vistas ante argumentos y pruebas válidos. Sin escepticismo, los debates no serían más que discusiones sin valor alguno. Si todos creyéramos estar en posesión de la verdad absoluta… Además, el escepticismo nos protege de los cada vez más numerosos fraudes, engañabobos y demás gente sin escrúpulos que se aprovecha de la inocencia humana.

Un exceso de celo, no obstante, podría resultar perjudicial. Un escepticismo demasiado duro, puede acarrear incredulidad, impedir la concepción y expansión de nuevas ideas o incluso hacernos caer en el negacionismo. Por desgracia, es habitual confundir escéptico con negacionista, como se ve en la siguiente imagen.


Puede que haya aspectos buenos y no tan buenos pero en mi opinión el verdadero escepticismo, activo y sano, es una herramienta de extremo valor para nosotros mismos y para la sociedad.

sábado, 6 de agosto de 2011

Escepticismo (I)

Soy escéptico por naturaleza. Dudo de todo lo que no haya sido adecuadamente probado y confirmado, incluso aunque pueda ser considerado una conclusión lógica de lo que hasta el momento conocemos. Al fin y al cabo, nuestro conocimiento es extremadamente superficial, poco claro o incluso erróneo. Además, considero que la lógica o razón es un concepto altamente subjetivo, dependiente de los conocimientos acumulados, la formación e incluso la personalidad de cada uno de nosotros. Por lo tanto, dudo mucho de la existencia de una verdad absoluta, sino que más bien la subjetividad impregna todo lo que tocamos y existe, de esta manera, una verdad para cada individuo. De la misma manera, no me gusta emitir juicios, sino que prefiero simplemente opinar: si no tengo la absoluta certeza de ser poseedor de la verdad, ¿cómo voy a afirmar nada? No obstante, ¿es este escepticismo, desarrollado por los filósofos de la antigua Grecia, algo adecuado en nuestra sociedad?

Personalmente, me encuentro bastante contento con mi postura escéptica. Dudo de todo pero aun así, aunque no afirme nada por lo menos estoy dispuesto a creer en algo si existe evidencia suficiente e incluso a defenderlo ante posturas cuyos argumentos no me convencen. Eso sí, estoy totalmente dispuesto a rectificar en mis opiniones si se me demuestra que estaba equivocado. Orgulloso como soy, se me hace muy difícil, pero creo que es algo necesario para el adecuado desarrollo personal. Aun así, creo que no son pocos los escépticos desviados que dan mal nombre a esta, según mi opinión, inteligente forma de ver las cosas. 


viernes, 5 de agosto de 2011

En la inmensidad de la noche

Un golpe seco me despierta en medio de la noche. Miro a mi alrededor, desconcertado, en busca de aquello que haya podido causarlo, mas nada hallo. Me vuelvo a recostar pero de nuevo ese extraño sonido invade la habitación. Inquieto, me levanto y agudizo mis oídos. Los golpes se suceden con una cadencia lenta pero continuada. Parecen provenir del cristal de la ventana, como si alguien o algo llamase a mi habitación.
Sin poder evitarlo, un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Hace frío, más del esperado en una noche de agosto. Mis pies desnudos se mueven sobre la alfombra, avanzando lentamente. Su superficie, áspera al tacto, ofrece resistencia a mi avance, tratando de frenar mis pies y anclarlos al suelo, como si no quisiera que llegara a mi destino. Pero mis pasos, aunque pausados, no se detienen y continúan hasta que delante de la ventana planto mis pies. El ruido continúa, ahora más nítido y mezclado con susurros ininteligibles, de un origen incierto. Una gota de sudor frío recorre mi nuca. Abro la persiana, retiro la cortina y… Nada. Sólo oscuridad en una noche sin luna.
Mi mente grita, me insta a que corra, me refugie en mi cama y deje los miedos de la noche fuera de aquí. Pero mi cuerpo no obedece. Mis manos, movidas en contra de mi voluntad, se alzan, aferran la manilla de la ventana y la giran. Liberada de su cierre la ventana se abre de golpe mientras un viento frío invade mi habitación y con este algo más, algo indefinido. Silencio, pesado y asfixiante que se extiende por cada rincón de la habitación. Oscuridad, que amenaza con llevarme a un abismo sin retorno. Los golpes han cesado, pero ahora los susurros se vuelven más audibles, detrás de mí. Paralizado, incapaz de moverme encadenado por grilletes de una voluntad ajena, siento el abrazo de unos brazos helados, que me rodean el pecho arrebatando el calor que en él anidaba. El frío comienza a apoderarse de mí, mientras los susurros se acercan y entre ellos puedo distinguir el ruido de una respiración. Cerca, muy cerca. Finalmente, bailando y jugando en el aire, los susurros se acercan a mí y forman dos palabras para mí tan bien conocidas.
De repente, comprendo. Los brazos que me rodean se vuelven suaves, tiernos y tibios. Pues a mi espalda te encuentras tú, bella y hermosa, pálida y resplandeciente, supliendo a la luna que hoy no adorna el firmamento. Con una sonrisa juguetona, me das la vuelta, lentamente. Me acaricias. Te abrazo. Nos besamos. No has podido resistir otra noche sin mí, le lloraste al viento tus penas y éste, magnánimo y compasivo, te ha traído hasta mí. Ahora, una vez cumplida su misión, el viento sale de la habitación cerrando la ventana a su paso. Por fin solos. De nuevo juntos. Tú y yo, en la inmensidad de la noche.

jueves, 4 de agosto de 2011

Siempre eres tú

Siempre eres tú, la que me arropa en mis sueños y ahuyenta mis pesadillas.
Siempre eres tú, la sombra que veo en cada esquina pero huye juguetona cada vez que me acerco.
Siempre eres tú, el soplo de brisa que me acaricia cuando estoy pensando en ti.
Siempre eres tú, las palabras que alivian mi alma, el pensamiento que me hace feliz, los susurros que cierran mis heridas.
Desde el día en que mi vida cambio radicalmente, el día en que una nueva etapa comenzó, desde el momento en que esos labios bebieron de mí, desde el instante en que quedé atrapado en esa mirada.
Siempre has sido, siempre eres y siempre serás tú.
Atrapado en tu mirada, sin poder escapar
perdido a la deriva, sin rumbo, sin salida
este debe ser el sentido de mi vida
navegar por tus ojos y en tus labios naufragar.
Ahogándome en la tristeza cuando tú te has ido
nadando entre lágrimas que un día derramé
surcando las olas de este mar embravecido
que es mi anhelo por volverte a ver.


miércoles, 3 de agosto de 2011

La lección del Fénix

Existen numerosos animales fantásticos y mitológicos, pero entre todos ellos el que siempre más me ha fascinado es el ave Fénix. Es representado como un ave parecida a un águila o también a una garza, con un plumaje de color dorado y escarlata, derivado probablemente de la identificación de este animal mitológico con el fuego y el sol. No obstante, su rasgo más característico es la inmortalidad, gracias a su capacidad para renacer entre sus cenizas. El Fénix es por lo tanto una alegoría de la resurrección tanto física como espiritual, la vida después de muerte y destrucción, el cambio de lo viejo por lo nuevo, la superación personal y la esperanza…

Siendo la imagen de conceptos tan universales no es de extrañar que se puedan encontrar equivalentes del Fénix en diferentes culturas a lo largo de todo el mundo como la cultura egipcia (Benu), rusa (Pájaro de Fuego), china (Feng-Huang), japonesa (Ho-Oo) o incluso en mitos del Nuevo Mundo. En la mayoría es representado como un ave y tiene una fuerte relación con la muerte y resurrección del Sol en el ciclo del día y la noche. Son varios también los mitos en los que este animal participa pero mi objetivo hoy no se centra en estos. Mi objetivo es la profundización en el significado del mito de esta ave y demostrar que la vida necesita ser vista a través de los ojos del Fénix.

Mucho he leído acerca del mito pero entre todo ello destaca sin duda La lección del Fénix, el editorial escrito por Jorge Bucay en el número 71 de su revista Mente Sana. La vida, inevitablemente, está compuesta de una alternancia de momentos altos de dicha y prosperidad que desearíamos mantener eternamente y momentos bajos, llenos de dolor y confusión que parecen no finalizar. La aceptación de esta realidad es indispensable para nuestro bienestar, disfrutar intensamente los grandes momentos y hacer frente a los momentos de desgracia. Conocida esta alternancia hay que, como sabiamente dice Bucay, “aprender a vivir en ella –no con ella sino en ella-.”. Esta realidad, no obstante, puede ser tratada de dos formas muy diferentes, para cada una de la cual existen mitos claramente ilustrativos.

Los altibajos de la vida pueden ser tratados según la visión del mito de Sísifo (mito que hasta donde llegan mis conocimientos ha sido erróneamente asignado a Prometeo por Bucay). Este personaje de la mitología griega fue condenado eternamente a subir una enorme piedra por una montaña, la cual, una vez llegada a la cima, vuelve a caer al punto de origen obligando a Sísifo a comenzar su tarea una vez más. Esta es una visión desgraciadamente bastante extendida; se puede encontrar también, por ejemplo, en la famosa novela de Philip K. Dick Do Androids Dream of Electric Sheep?, dentro del “Mercerismo” como el continuo ascenso por una ladera para una vez arriba caer al fondo y más tarde volver a comenzar la ascensión. Según esta visión, no podemos más que resignarnos ante estos ciclos de bonanza y desdicha, navegando a la deriva y zarandeados por la caprichosa corriente de la vida, pues por mucho que ascendamos siempre volveremos a caer y habremos de comenzar de nuevo la ascensión desde el mismo punto de origen.

El mito del ave Fénix, por el contrario, nos otorga una visión positiva y progresista. Al igual que el Fénix renace de entre sus cenizas, más fuerte y sabio pues recuerda todo lo aprendido en su vida anterior, cada ciclo vivido nos otorga experiencia y fuerza para afrontar el próximo con mayor decisión. Aunque después de haber empujado la piedra hasta la cima de la montaña esta ruede hacia abajo, en esta visión lo hará hacia un punto de partida nuevo, más sencillo que el anterior. Cuando algo acaba, algo más empieza. La vida no es más que una sucesión de ciclos separados por profundos cambios. El ave Fénix nos enseña que podemos aprender de cada uno de ellos y salir renovados, ir empujando nuestra roca a lo largo de una cadena de montañas cada vez más pequeñas. Perder en la más cruel de las batallas, pero no morir en ella, sólo consigue hacernos más fuertes.

La vida es un camino lleno de baches, no debemos conformarnos con tropezar y caernos en cada uno de ellos, debemos aprender con cada caída de forma que con el tiempo menos obstáculos puedan hacernos caer. Aunque inevitablemente seguiremos tropezando en algunos de ellos habremos aprendido a poner las manos por delante para evitar los golpes y poder seguidamente levantarnos y continuar nuestra marcha. Dejemos que el ave Fénix nos acompañe y nos guíe en nuestro camino. Aprendamos a ver el mundo a través de sus ojos, a través de La Mirada del Ave Fénix.



Referencias e información interesante:

Bucay, J. La lección del Fénix. Mente Sana 71 pag: 3-6

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