Resfriado

Tras mucho tiempo sorprendido por aguantar sano mientras todos a mi alrededor caían presa de los virus el lunes a la mañana llegaron los tan temidos síntomas de un resfriado inminente. Mejor manera de empezar la semana imposible, y es que pocas cosas hay peores para mí que resfriarme entre semana. Mucha gente está en desacuerdo conmigo, pues prefiere eso a perder el fin de semana en la cama. En mi caso, prefiero con mucho caer enfermo en una época donde tenga tiempo ilimitado para descansar y curarme, y las menores tareas posibles. Al fin y al cabo, durante el fin de semana puedes tranquilamente quedarte todo el día en la cama para el lunes poder volver a estar en condiciones. Durante la semana, en cambio, toca aguantar el trabajo y/o los estudios con el cuerpo destrozado y la mente tan espesa que piensas a cámara lenta. Y todo el día deseando llegar a casa para poder por fin descansar y no hacer nada. Por supuesto, siempre le puedes echar un poco de cuento y cogerte unos días libres pero generalmente no es demasiado factible, o en mi caso en particular me resulta algo tremendamente molesto y que trato de evitar. Así que sí, si he de caer enfermo que sea el viernes por la tarde, y no el lunes a la mañana. Menos mal que tras una ingesta desproporcionada de líquido estos días parece que para mañana se me habrá pasado (o eso espero). Hasta entonces, a aguantar una hora más recluido en el laboratorio con la nariz pegada al pañuelo y unas ganas inmensas de meterme en la cama y no despertarme hasta el sábado.