lunes, 17 de octubre de 2011

Money, money, money

Siempre he sido bastante consciente del valor del dinero. Cierto es que el dinero no da felicidad, pero hoy en día sin él poco se puede hacer. Para mí lo importante no es ganar mucho dinero, sino gastar poco. Esa creo que es la clave para una economía adecuada. Aún así, no digo que debamos hacer muchos sacrificios para reducir el gasto todo lo posible, sino que debemos gastar con cabeza. El problema es que de tan ahorrador a veces puedo llegar a ser un tanto rata. Pero no puedo evitarlo, la economía siempre es un factor en la mayoría de mis decisiones.

Esta faceta mía se ha desarrollado en toda su magnitud en esta estancia Erasmus. La verdad es que una de las desventajas que veía a Erasmus era que supone un gasto importante, pues las becas recibidas tampoco son nada del otro mundo y Finlandia es un país muy caro (sobre todo el alcohol, pero por suerte y al contrario que el resto de Erasmus eso a mi no me afecta). Siendo como soy, desde antes incluso de venir ya traté de reducir este gasto siempre al mínimo: buscar todas las ofertas de vuelo posibles, lo mismo para el alojamiento... Eso sí, por muy ahorrador que sea tengo muy en cuenta la relación calidad/precio, pues lo barato a veces sale caro. Y una vez aquí no he cambiado en absoluto. Como ejemplo diré que conozco los precios de varios supermercados y tiendas, de forma que sé donde encontrar los artículos más baratos de cada tipo. Por supuesto, las marcas blancas son una opción preferente. Puede que esto pueda ser visto como obsesión, aunque a mi me parece más bien algo sumamente valioso. Al fin y al cabo, muchos productos de menor precio tienen la misma calidad que otros donde pagas la marca. Y no son pocos los mismos productos con precios muy dispares entre las tiendas. Es una molestia bastante considerable el tener que comprar en 4-5 tiendas diferentes y mantener una lista actualizada de los precios, pero al menos obtengo como recompensa un gasto superfluo mínimo.

De hecho, gracias a esa naturaleza extremadamente frugal y ahorrativa mía, 4 becas Erasmus y una beca de colaboración con el laboratorio (no esperada) puede que termine mi estancia con un balance positivo. Es decir, me va a ser mucho mejor económicamente el realizar esta estancia Erasmus que haberme quedado en casa. Otro punto más a favor. Lástima que el punto más importante se halle en contra, pero todo no se puede pedir, ¿no? Quien sabe, si el balance resulta tan óptimo quizás pueda compensar a quien esta estancia más ha perjudicado con un pequeño capricho en verano... Al fin y al cabo, si ahorro es para disponer de dinero para las cosas y personas importantes.


1 comentario:

  1. Dí que sí, que hay que ser ahorrador en esta vida. Poquito a poquito se llena el jarrito ^^ Por cierto me gustan las dos canciones!

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