Hay momentos en los que creo que nada puede superar a la sensación de volver a casa tras un largo día trabajando duro y poder sentarte y relajarte. Sentir ese agradable cansancio que recorre tu cuerpo, fruto del tiempo bien aprovechado. Disfrutar reclinándote en la silla, mirando el paisaje a través de la ventana y dejando tu mente volar a través del cielo azul. Vacío y a la vez lleno en tu interior, sintiendo como una paz inmensa te arropa mientras el silencio acaricia tus labios en un tenue pero intenso beso.
Y llega el momento en que dejas de pensar y de sentir.
Llega el momento en que simplemente vives. Nada más. Nada menos.
Simplemente vivir. Aquí. Ahora.
Sí, y si vienes del gimnasio absolutamente muerta también se siente lo mismo...xDD
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