He de confesar que di demasiado por sentado, creí que todo seguiría siempre igual sin tener que esforzarme por ello. La rutina me engañó, haciendome creer que a pesar de todos mis errores, a mis ojos insignificantes, nada cambiaría. Pero cuando la rutina desapareció, el débil escudo que no quise fortalecer cayó bajo la presión de las circunstancias y pago ahora mi ceguera. Cuan equivocado estuve, creyendo que todo estaba hecho, que las piezas del puzzle permanecerían siempre unidas. Olvidé que aunque firmemente encajadas, sin un refuerzo adicional cederán facilmente ante las sacudidas de la vida, volviendo a su origen. Ahora sin embargo, dañadas las piezas por todo lo que ha sucedido no sé si podré volver a hacerlas encajar. De los errores se aprende, aunque a veces pagamos un precio muy alto por ello. Sin embargo, nunca hay que conceder la derrota sin haber luchado. Puede que la tarea parezca difícil, puede que efectivamente ya nada pueda arreglar los platos rotos. Pero eso no significa que no deba aprender, tomar esta experiencia como algo positivo que me permita evitar cometer los mismos errores una vez más. Eso es lo que el espíritu del Fénix me ha enseñado. Lucharé, cambiaré, aprenderé de mis errores. Quizás ya sea tarde para remediar la situación, pero al menos me aseguraré de provechar esta dolorosa experiencia para salir reforzado, más fuerte y sabio.
La vida es un ciclo de constantes altibajos, todos lo sabemos. Vivir en los momentos de bonanza es sencillo, pero no tanto cuando todo se tuerce y te encuentras hundido hasta el cuello en el barro. Es en estos momentos cuando más necesitamos de la lección del fénix. No debemos limitarnos a vivir con las circunstancias, si no vivir en ellas. Arrastrarnos por el suelo, nunca darnos por vencido. No esperar a que lleguen tiempos mejores, sino ir a su encuentro. Son estos momentos de dolor y angustia los que más nos enseñan, reflexionar debemos sobre las causas que nos han llevado al abismo y aprender de ellas, de forma que las cicatrices de nuestra alma sean la brújula que nos guíen en el futuro. Son momentos duros sí, pero debemos emplearlos para adquirir la experiencia necesaria para no volver a tropezar una segunda vez con la misma piedra, para descubrir las razones por las que seguir luchando aun cuando todo parece darnos la espalda. Debemos, como el Ave Fénix, ser consumidos por el fuego de la renovación para después renacer, de las cenizas de lo que fuimos resurgir, más fuertes y sabios, mejor preparados para un nuevo ciclo en el que los errores del pasado sean la fuerza con que desafiar a la oscuridad del horizonte. Disfruta los buenos momentos, aprende de los malos. Si algo he aprendido del Ave Fénix, es esto.
Admiro tus palabras y la fuerza que esconden detrás. Animo amigo, la remontada del fenix te ayudará en tu camino
ResponderEliminarUn super beso
Muchas gracias como siempre por tus palabras. Pero no creas que todo esto sólo se aplica a mí, todos podemos aprender del Ave Fénix y vivir en constante autosuperación. Estas entradas son mi pequeño granito de arena para todos aquellos que se encuentran también en una situación difícil, un pequeño empujón para que descubran otra manera de afrontar nuestro camino. No escogí el título de este blog por capricho, sino porque verdaderamente creo que todos deberíamos aprender a ver la vida a través de la mirada del Ave Fénix. Un beso de vuelta,
EliminarOhohoh qué palabras tan bonitas. No sólo habría que leerlas sino aprendérselas de memoria xDDD
ResponderEliminarNo, va en serio, deberíamos entender que si el mundo se caracteriza por ser movimiento - cambio; nosotros no podemos ser menos. Porque la vida nos lo va a exigir. Como dices, saquemos partido a nuestras cicatrices y mutemos mentalmente!!
PD: Citando a Heráclito: "El sol se renueva cada día. No dejará de ser eternamente nuevo". Igualito que el Fénix ^^
Todo cambia sí, a veces quizás demasiado deprisa para nuestro gusto. Y cuando la vida cambia, podemos elegir entre convertirnos en una reliquia olvidada o cambiar al mismo tiempo. Como le dijo la Reina Roja a Alicia, hay que correr todo lo posible para permanecer en el mismo sitio. Si no corremos en un mundo en movimiento, nos quedaremos irremediablemente atrás.
EliminarEs curioso, puesto que aunque en el texto no hablo tanto de ello (creo haberme centrado más en el concepto de aprendizaje y superación de la adversidad), es precisamente el concepto de cambio el que me espoleó para escribir esto. Muy buen ojo (me has sorprendido ciertamente, no serás capaz de leer la mente, ¿no?) ;)
El sol, muriendo cada día y renaciendo al amanecer. Por algo al Fénix se le relaciona con el astro solar. Un gran beso,
Me gustan más tus reflexiones en prosa, más serenas y precisas pero no exentas de la musicalidad que tiene la poesía.
ResponderEliminarEl renacimiento, el camio... me sonaste a amanecer.
Un beso
Gracias por tus palabras. He de decir que hoy has sido la sorpresa agradable del día. Otro beso de vuelta.
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