Un gran día

Si he de ser sincero, hace unos meses pensaba que el día de ayer iba a pasar sin pena ni gloria. Alejado de mi familia y de la persona a la que tanto quiero, no concebía la posibilidad de que fuera un día más especial que cualquier otro. Al parecer, y para mi satisfacción, me equivocaba, pues ayer fue probablemente el mejor día de mi cumpleaños que recuerdo. Parco de felicitaciones en comparación con otros años, mas lo importante es que recibí aquellas que más ilusión me hacían, y de las cuales no estaba excesivamente seguro. Pocos regalos también, en su mayoría más emotivos que materiales. Pero precisamente, regalos que por ser tan personales me hicieron extremadamanente feliz, con alguna que otra sorpresa que estremeció mi interior hasta niveles en los que los sentimientos rompieron la barrera de mi cuerpo, escapando por mis ojos y mis mejillas. Y una celebración, pequeña pero a la vez muy grande, con aquellos que me alegran el día a día en este lejano lugar. Una cena en la que todos los problemas se diluyeron en las risas que no cesaban, en la que mi mente se liberó por fin de toda la carga acumulada para solamente disfrutar, enterrado todo pensamiento que amenazara con empañar el momento. En definitiva, un gran día.