Y mientras me abrazabas y me besabas en el cuello con urgencia me susurraste al oido: "te aviso de que voy a llorar".
Y mientras te abrazaba fuertemente te conteste mirándote a los ojos: "Yo también".
Entonces me desperté, abrazado a la almohada. Y mientras la realidad caia sobre mis sueños como un jarro de agua fría, lloré.
Lágrimas amargas derramadas sobre una almohada de recuerdos.
ResponderEliminarA veces no lo podemos evitar
Besos
Hola, acabo de ver tu comentario que me dejaste en la entrada del relato.
ResponderEliminarNo lo leí en su momento porque lo borraste, pero ahora mirando los correos que te mandan al hotmail, lo he encontrado...
Es tu opinión, totalmente respetable.
Pero no veo el sentido de que lo escribieras y lo borraras, sin ni siquiera darme la oportunidad de leerlo.
Un saludo y que te vaya todo muy bien.
Quien no se ha sentido alguna vez así...
ResponderEliminarBesos
Solo una diferencia entre esas lágrimas, las de ahora duelen. Cuánto sentimiento en pocas líneas.
ResponderEliminarBesos y abrazos Fénix.
Es sencillo pero me gusta, últimamente yo estoy de ánimo bajo y esta entrada me ayuda mucho aunque no lo parezca, gracias por escribir estas cosas.
ResponderEliminarUn saludo!