Vuelta a la rutina

Muy buenas a todos, servidor ya ha terminado sus vacaciones y ahora comienza a recuperar poco a poco la rutina. Estas han sido unas vacaciones especiales, tanto como las personas que han venido a visitarme. Pues estos días los he pasado con mis padres que se han decidido a venir para disfrutar de todo cuanto puede verse en Finlandia. Así, el jueves por la tarde salimos en un tren hacia Rovaniemi, allí donde comienza Laponia y el círculo polar. El primer viaje en tren del que tengo recuerdos, durmiendo en este, además. Allí, en el lejano Norte, nos esperaba un espectáculo maravilloso. Pues no importa cuanto me haya acostumbrado a la nieve; las vistas de los arboles blancos, ríos y lagos helados y cubiertos de nieve... Son paisajes que difícilmente nos dejan indiferentes. Y desde luego, nieve no nos faltaba, como podréis ver en las siguientes imágenes:

No ha sido una estancia muy larga, pero nos llevamos un buen número de experiencias de vuelta, algunas buenas, otras no tanto. Lo mejor del viaje fue haber cumplido un sueño que nunca creí posible: conducir un trineo de huskeys. Tan sólo por esto, el viaje ya mereció la pena. Una mañana entera en una granja de huskeys, los perros que más adoro y una buena carrera con ellos, sintiendo el poderío de estos increíbles animales. Una mañana de felicidad absoluta y una experiencia inolvidable.

Por desgracia, parece que Murphy no se había olvidado de nosotros, e hizo todo lo posible para amargarnos el viaje. Primero, un gran fallo nuestro: viajamos en luna llena. Que significa esto? Que no tuvimos ocasión de contemplar la aurora boreal, otro de mis sueño. Segundo: una caída tonta por el hielo de mi padre. Resultado? Una mañana perdida en el hospital, un susto del copón y una fractura completa del húmero que tendrá que serle operada. Al menos, podrá esperar a operarse hasta cuando lleguen de vuelta a casa, por lo que podrán seguir con el viaje que tenía planeado. Eso sí, con el brazo en cabestrillo y empastillado contra el dolor. Un nefasto accidente que nos aguó el último día allí y que supuso y supondrá muchos quebraderos de cabeza. Es una lástima haber acabado así el viaje, pero me consuelo pensando que podría ser peor. Al menos, ellos podrán seguir disfrutando viajando por todo Finlandia como tenían planeado (yo por desgracia no tengo más vacaciones, así que me toca quedarme trabajando).

En resumen, una experiencia bonita, un sueño realizado, un gran tiempo junto a mis padres a los que tanto echaba de menos, pero un desafortunado incidente que ha disminuido la euforía de estos días. Y ahora, a continuar con la rutina. Nos leemos!