miércoles, 9 de noviembre de 2011

Esperaré

El tiempo fluye, a veces veloz como un río de montaña, otras veces pausado como la brisa que mueve gentilmente las hojas de los árboles. Pero nunca se detiene, noto su paso en cada latido de mi corazón. Sístole y diástole en un ciclo ininterrumpido, contracción y relajación perfectamente sincronizadas, graban en mi sangre el tiempo que paso lejos de ti, oxigenan mi cuerpo con la ilusión por volver a verte. Pues cada paso que doy me acerca más a ese punto en que nuestros senderos se volverán a juntar, cada día que queda atrás me recuerda que mi larga espera se reduce un poco más. Mas calma pido a mi agitado corazón, no aceleres en vanos intentos por obligar al tiempo a transcurrir más deprisa.

Cada momento debe ser vivido con toda nuestra atención, nuestro camino es demasiado corto como para no atender a los paisajes que nos rodean. Soy honesto, disfruto el día día. A veces más, a veces menos, eso es cierto. Pero vivo el presente con todo mi ser, pues así a de ser. Sin embargo, no hace falta que diga que algo falta en este presente, algo que me espera en el futuro. Mas no vivo para ese futuro, sino por ese futuro. Tenue y probablemente imperceptible diferencia para algunos, un abismo en mi reflexión.

Vivo el momento, aprendo a vivir sin ti, sabiendo que llegará el día en que descubriré haber aprendido al mismo tiempo a vivir contigo. Vivo cada día disfrutando de lo mejor que la vida me otorga, haciendo frente a tu ausencia, pues sé que la distancia que ahora nos separa un día desaparecerá, sé que todo lo malo que me suceda ahora quedará diluido el momento en que vuelva a besar esos labios. Si he de vivir sin ti, prefiero hacerlo pensando el momento en que volveré a tenerte, a lamentarme inútilmente por tu ausencia. Si he de vivir, que sea por mí, por ti y por un futuro juntos. Así pues, no importa el tiempo ni la distancia que nos separe, saber que un día volveremos a soñar juntos me es suficiente para seguir.

El tiempo fluye, a veces lento como un río en su desembocadura, a veces rápido como el viento huracanado. Pero nunca se detiene. Por eso no necesito contar los segundos, ni los latidos de mi corazón. Su ritmo me es indiferente. Sean horas o años, yo simplemente viviré, soñando. Yo simplemente esperaré.


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