lunes, 19 de diciembre de 2011

Hogar, dulce hogar

Bueno, después de casi 4 meses en el extranjero por fin me encuentro de nuevo en mi hogar. La verdad es que lo que me ha extrañado, es lo poco que la situación me ha extrañado... Sencillamente, parece que sólo he estado fuera unos pocos días, no me siento como si hubiera tenido una vida completamente diferente durante tanto tiempo. ¿Lo mejor? Una habitación a oscuras (lo mal que duermo allí en Finlandia al no tener persiana), la piscina, muchísimos abrazos (sean de quien sean, los he echado mucho de menos), una novia estresadísima que apenas tiene tiempo para atenderme de todo cuanto tiene que hacer... Bueno, quizás lo último no parezca tan bueno, pero siempre es mejor eso a tener una novia a 2500km de distancia, ¿no? Además, la tarde del sábado con Ella fue más que suficiente para olvidar esos 4 meses sin poder disfrutarla, la verdad es que no hubieran conseguido que me despegara de Ella ni con agua hirviendo. Eso sí, tanta atención sobre mi persona me provoca una sequedad de boca continua, pues no hago más que repetir lo mismo una y otra vez. Es lo que tiene, tooooooooooodo el mundo preguntando lo mismo, al final pienso grabarlo y poner la grabación cada vez que me pidan noticias. De hecho, gran parte del tiempo estos días lo he empleado en visitar y/o hablar con conocidos, demasiada gente interesada en mí (que se agradece hombre, pero sabiendo que todavía quedan muchos a la espera de charlar conmigo... Un tanto agotador).

En cuanto al viaje, no demasiado movido. Cierto es que el primer vuelo se retrasó, poniendo en peligro el segundo vuelo que tenía que coger. Por suerte me dio tiempo, muy justo eso sí: nada más salir del primer vuelo avisaban por megafonía la última llamada para embarcar en el segundo. Creo que batí un nuevo récord de 100 metros lisos maleta en mano; suerte también que la puerta de embarque estaba cerca. El problema es que aunque yo sí que cogí el avión, mi maleta facturada no parece que estuviera tan en forma. Resultado, no hay maleta cuando llego a Bilbao. De lo malo malo ya me lo esperaba, así que estaba preparado para ello. Además, nada más dar los datos en el mostrador me confirmaron que la maleta se había quedado efectivamente en la escala de Munich, la trajeron en el siguiente vuelo a la noche y al día siguiente me la entregaron en casa (hubo unos pequeñitos problemas pero nada más). Así al menos tengo más que contar (y es que un viaje normal sin contratiempos, ¿a quién le interesa?).

Y ahora a disfrutar de este tiempo de descanso todo cuanto pueda. De nuevo en mi añorada tierra, habré de coger fuerzas para afrontar los casi 5 meses que todavía me quedan allí. 3 semanitas para disfrutar en el hogar, dulce hogar.
PD: muchas gracias Marikiya y David C. por vuestros últimos comentarios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por compartir tu mirada

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...