lunes, 31 de octubre de 2011

Recuerdos



Hacia mucho tiempo que no me acordaba de él, pero hoy su imagen a vuelto a mi cabeza. Le recuerdo en sus últimos años, anciano e incapaz de volar. También recuerdo su último verano, en el pueblo, más activo que nunca, agradeciendo esos días de libertad que se le otorgó poco antes de su fin. Acabado ese verano, el 1 de noviembre su cuerpo yacía sin vida en esa jaula que para el fue su mundo. Su pequeño corazón dejó de latir y abandonando su cuerpo pudo finalmente volar más allá de esos barrotes hacia el cielo que siempre anheló. Yo no estaba demasiado unido a él, no tanto como su dueño lo estuvo. Aún así, su muerte me llenó de pena, pues toda vida que llega a su fin deja un vacío irreemplazable en el mundo. Aprovechando el ser día de fiesta, subimos al monte y entre las matas depositamos su cuerpo. Con sus restos nueva vida otorgaría, pues el final de un ciclo no es más que el comienzo de otro. Pero hoy le he vuelto a ver, entre la niebla de mi pasado.

Encerrado en una jaula, apenas conoció el mundo. Pero al menos fue cuidado con cariño y atención. Sobrevivió a su dueño, pero no por mucho tiempo. Quien sabe, igual en el momento en que las cadenas que le ataban a esta tierra se rompieron, en el momento en que pudo emprender el vuelo más allá de todo cuanto conoció, salió en busca de aquel con quien compartió toda su vida. Y quien sabe, quizás en algún lugar, le encontró. 

1 comentario:

  1. Jovar, se me ha encogido el corazón. Menos mal que el pájaro no era tuyo, que si no me da algo. Espero lo que dices, que estén juntos y sean libres los dos, en algún lugar especial.

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