4 años… Un instante, una
eternidad… El tiempo pasa pero los recuerdos pesan. Recuerdos de un día en que
mi mundo cambiaría radicalmente. Recuerdos del primer día en que la ilusión por
fin venció al miedo. Recuerdos de frases
sin sentido, de nervios a flor de piel, de pánico ante lo desconocido y
desesperación ante mi inexperiencia. Pero ante todo, el recuerdo de una
pregunta patética, de una mano firme guiándome en lo desconocido, y de unos labios que me abrieron la puerta a
un mundo nuevo.
Cómo pasa el tiempo,
arrastrándonos consigo de forma inexorable. Ya son dos los años que han pasado
desde que tan felices recuerdos se vistieran de luto. Desde que el tiempo se
cobrara los intereses acumulados de tanta felicidad compartida. Desde que
perdiera a la persona a la que más he llegado a querer.
Y aquí sigo, sin poder evitar que
la melancolía se apodere de mí en esta fecha tan dolorosa. 2 años llorando su
pérdida, añorando los buenos momentos que jamás se repetirán, tratando de curar
una herida que no deja de sangrar. Sé que el pasado atrás quedó. Sé que lo que
fue jamás volverá a serlo. Sé que cada uno tendrá que seguir su camino, que es
mejor así. Pero a veces… A veces la miro y no puedo evitar desear con toda mi
alma poder resguardarme en sus brazos una vez más. Acurrucarme junta a ella y
protegidos bajo la manta fundirnos en un abrazo que no se acabe jamás. Mirarla
a los ojos y beber de sus labios, sediento de amor. A veces, sólo a veces,
daría todo lo que tengo por una nueva oportunidad para poder escribir con ella
una historia con final feliz…
Y aquí sigo, con el corazón cansado
de tanto sufrir. Soñando cada día con volar libre por nuevos horizontes y despertando
encadenado a una cruda realidad. Buscando el amor en tierra de nadie donde es continuamente
maltratado por ilusiones de sueños que jamás fueron reales. Aprendiendo a esperar…
Pues a veces esa es la única solución. En ocasiones cuanto más desesperadamente buscamos más difícil es encontrar lo que anhelamos. Cegados por una necesidad que solamente existe en nuestra cabeza vamos dando tumbos por la vida confundiendo las señales y dándonos de bruces contra todo muro que aparece en nuestro camino. Cuando la tormenta arrecia, ¿de que sirve continuar adelante obstinado? Es mejor buscar un refugio y descansar, esperar a que amaine la tormenta mientras reflexionas sobre todo lo vivido y aclaras las dudas que nublan tu visión. Y cuando la calma vuelva a tu vida, seguirás tu camino. No para buscar algo que quizás realmente no sea tan indispensable como pienses. Continuarás simplemente para seguir adelante, abierto a lo que el camino quiera ofrecerte, pero sin cegarte y olvidar la verdadera meta. Sólo cuando haces las paces contigo mismo, sólo cuando te vacías de toda ansiedad y necesidad, sólo cuando descubras que no hay mejor compañero que tú mismo, sólo entonces estarás preparado para recibir todo cuanto El Camino tiene por regalarnos.
Pues a veces esa es la única solución. En ocasiones cuanto más desesperadamente buscamos más difícil es encontrar lo que anhelamos. Cegados por una necesidad que solamente existe en nuestra cabeza vamos dando tumbos por la vida confundiendo las señales y dándonos de bruces contra todo muro que aparece en nuestro camino. Cuando la tormenta arrecia, ¿de que sirve continuar adelante obstinado? Es mejor buscar un refugio y descansar, esperar a que amaine la tormenta mientras reflexionas sobre todo lo vivido y aclaras las dudas que nublan tu visión. Y cuando la calma vuelva a tu vida, seguirás tu camino. No para buscar algo que quizás realmente no sea tan indispensable como pienses. Continuarás simplemente para seguir adelante, abierto a lo que el camino quiera ofrecerte, pero sin cegarte y olvidar la verdadera meta. Sólo cuando haces las paces contigo mismo, sólo cuando te vacías de toda ansiedad y necesidad, sólo cuando descubras que no hay mejor compañero que tú mismo, sólo entonces estarás preparado para recibir todo cuanto El Camino tiene por regalarnos.
Dejadme un momento de debilidad. Dejadme hacer una pausa y sentarme a llorar. Que las lágrimas limpien mi interior de la pena y la tristeza acumulada, que se lleven consigo el dolor de un pasado que atrás quedo, que arrastren los miedos y la ansiedad a su paso. Entonces, cuando haya soltado todo el lastre acumulado, cuando haya limpiado mi alma de la suciedad del camino y haya recuperado las fuerzas para seguir adelante... Entonces me levantaré y proseguiré. Siempre adelante. Que el pasado sólo sea una valiosa lección. Que el futuro sólo sea un espacio para la esperanza y la ilusión.
Que un triste aniversario se convierta en el comienzo de una nueva aventura. Que esta fecha a partir de ahora sea recordada como el momento en que retomé mi camino y volví a aprender a vivir. Es hora de soltarlo, de dejarlo todo atrás.
Let it go... And I'll rise like the break of dawn.
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