domingo, 16 de octubre de 2016

¿Quién tiene razón?

Hay ocasiones en las que una o varias personas realizan una afirmación sobre nuestro comportamiento, forma de ser o personalidad con la que no estamos de acuerdo. Entonces, en estos casos...¿Quién tiene razón?

Mi primera impresión es que es la propia persona quien tendrá razón. Al fin y a al cabo, no hay nadie que nos conozca mejor que nosotros mismos... ¿No? Aunque, si lo pensamos bien, ¿cuántas veces nos engañamos a nosotros mismos? ¿Somos realmente conscientes de nuestra verdadera naturaleza, de lo que hacemos en cada momento? Pensándolo bien quizás sean los demás quienes tengan mayor capacidad para poder ver objetivamente lo que hay, mientras que nosotros sólo conseguimos ver lo que creemos que hay.

Recuerdo, hace unos cuantos años, cuando todavía ni siquiera conocía que existía otro camino. Me recuerdo explicándole a aquella chica por qué prefería la "comodidad" de mi habitación a salir de fiesta y defender férreamente mi postura ante sus dudas sobre si realmente era feliz con una vida así. ¿Quién tenía razón? Pues al momento me di cuenta de la respuesta, sin ningún tipo de duda: ella. Sus dudas eran acertadas, y mi defensa no era más que una artimaña, no tanto para engañarle a ella sino más bien para engañarme a mí mismo y no aceptar una terrible realidad: la elección libre de una forma de vida que no me hacía feliz.

Recuerdo también otro caso más reciente, y también más positivo. Mucho había cambiado desde aquella ocasión y esta vez me encontraba ya dando mis primeros casos por el verdadero Camino, que comenzaba a extender delante de mí como una pista de despegue. Fue un comentario habitual, simple, en el que expresaba uno de mis mayores problemas: mi timidez. Pues la sorpresa fue muy grande al contemplar el claro escepticismo de mi interlocutora, que con una seguridad palpable afirmó que yo no era tímido. Una vez más, descubrí que no era yo quien tenía la razón. Hablaba desde un conocimiento anticuado de mí mismo, pensando en la gran timidez que tantas trabas me había supuesto en el pasado... Sin darme cuenta de que lo que creía que era un rasgo ineludible de mi personalidad, en realidad no era más que una parte de la crisálida que con mi maduración comenzaba poco a poco a resquebrajarse. Pero sin ser consciente de ello hasta que alguien supo mostrármelo.

Creemos que nos conocemos bien, pero no siempre es así. En ocasiones, la visión objetiva de los demás es capaz de descubrirnos lo que por una razón u otra no somos capaces de ver. Y aunque, como en ocasiones puede suceder, sus observaciones les haga llegar a una afirmación equivocada... Salvo que mientan o quieran de forma deliberada causarnos mal, debemos tener en cuenta que toda afirmación proviene de algún tipo de evidencia. Y quizás nos convenga reflexionar sobre lo que les ha podido llevar a los demás a sacar una conclusión errónea, porque puede ser una señal que nos indique que hay algo que se nos escapa.

¿Quién tiene razón? Lo importante no es la respuesta en sí, que dependerá de cada situación. Lo importante, en realidad, es la pregunta. Hacerse la pregunta, parar a reflexionar, y hallar tu propia respuesta. Esa es la clave que nos permitirá dar un paso más en nuestro Camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por compartir tu mirada

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...