domingo, 17 de agosto de 2014

Abrazado al cojín

La vida es una cadena de ciclos, con momentos en los que nos sentimos fuertes y vivos y momentos en los que levantarse cada mañana supone un esfuerzo hercúleo. Hace poco más de un año entré en la que probablemente haya sido la peor crisis que he tenido que soportar. Con el tiempo y ayuda profesional conseguí salir adelante y pude volver a disfrutar de la vida. Pero ahora me doy cuenta de que en realidad poco había cambiado. En verdad la situación seguía siendo la misma, simplemente aprendí a convivir con ella y a disfrutar a pesar de todo. Pero como todo, las fuerzas se desgastan poco a poco y según pasaban los meses la euforia inicial daba paso a la calma, y la calma parece estar dando paso de nuevo a la desesperación. Al fin y al cabo nada ha cambiado. Cierto es que no puedo quejarme demasiado de mi vida: tengo una estupenda familia que más que una casa me ha concedido un hogar; tengo un trabajo gracias al cual poder ir ganando poder económico y un cuerpo y una mente saludables y robustos. Sin embargo... a pesar de todo eso no puedo evitar sentirme perdido, vacío... Me encuentro sólo, sin amigos con los que poder olvidar las penas. Me encuentro desmotivado, sin ilusiones ni sueños por los que merezca la pena seguir adelante. Atrapado en un trabajo que una vez fue mi pasión pero que ahora solamente es un infierno, perdido en un presente sin futuro. ¿Acaso hay algo más que yo sepa o pueda hacer?

Los días pasan y trato de vivirlos lo mejor posible, pero es duro cuando no hay nada que te ayude a soportar los vacíos de tu interior. Y hay días en los que todo esto me sobrepasa y anhelo poder lanzar un SOS al aíre y que alguien me preste su hombro para llorar. Hay días en los que me gustaría poder pedir ayuda a gritos y refugiarme en brazos que aunque sea por unas horas me hagan sentirme protegido. Hay días en los que mi alma trata de hacerse ver a través de mi máscara, necesitada de que alguien sepa que no, no estoy bien y de que eche abajo los muros que he creado para que pueda soltar todo los sentimientos que en mi interior se han estancado. Pero no, no puedo. Al fin y al cabo, esta es mi lucha y no puedo pretender que los demás la luchen por mí. El resto tiene sus vidas, sus problemas, ¿quien soy yo para querer imponerles parte de mi lastre solo porque me haya dado por vencido? Quizás sea lo que más necesite en estos momentos, pero me parece injusto. Mis dedos se detienen por énesima vez antes de enviar ese mensaje; mi boca se vuelve a cerrar para dejar paso a otro "bien, gracias". Y me vuelvo a acurrucar en la butaca abrazado fuertemente al cojín, llorando hasta que no quedan lágrimas por derramar, deseando poder recuperar esas alas que en mi camino perdí.

PD: por aclarar un poco la situación, he de decir que este no es mi estado de ánimo habitual, ni mucho menos. Sí lo era (o incluso peor) durante la crisis mencionada, pero ahora es sólo algo puntual por circunstancias específicas (como la vuelta de vacaciones). También sé que objetivamente la mitad de lo que he dicho es basura, pero me temo que este conocimiento no tiene mucha fuerza cuando estoy así. Y aunque normalmente trato de evitar publicar nada cuando estoy en uno de estos momentos de bajón y autocompadecencia, hoy he decidido hacer una excepción. Puede que sea basura, pero normalmente expresar algo me suele ayudar a afrontarlo con mayor facilidad. Y bueno, aunque no me guste esta faceta también es parte de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por compartir tu mirada

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...