domingo, 24 de agosto de 2014

Música en la calle

Vivimos en una sociedad extraña. Nos pasamos la vida buscando lo bello y lo agradable, pero no podemos robar unos minutos de nuestro ajetreado día para disfrutar de las hermosas melodías con las que un músico impregna la calle por la que pasamos. Llegamos a pagar grandes cantidades por poder ver a artistas reconocidos sobre un escenario. Sin embargo, cuando artistas callejeros que aunque quizás con el mismo talento simplemente han tenido menos suerte, nos regalan un espléndido concierto sin pedir nada a cambio más que comprensión y la voluntad, seguimos nuestro camino sin siquiera imaginarnos la posibilidad de parar y dejarnos llevar por una música a la cual en otras circunstancias le habríamos dado nuestro tiempo y dinero sin ningún problema.

Yo lo reconozco, demasiadas veces lo he hecho. Pero hoy, hoy ha sido diferente. Al pasar por ese cruce no he podido evitar saborear las dulces notas que con suavidad se escapaban de ese violín. Como otras veces, he mirado el reloj y me he dispuesto a seguir adelante, tenía que llegar a casa. Pero ya era tarde, la melodía había conseguido atraparme en su abrazo y arrancarme de las garras de la rutina y la estupidez. ¿Tengo que llegar a casa? ¿Para qué? ¿Para pasar lo que resta de tarde con la música que ya he escuchado millones de veces? ¿Para perder el tiempo delante del ordenador? ¿Realmente hay algo por el cual merezca la pena perderse esta oportunidad de disfrutar con esta hermosa música?

Así que por primera vez, me he quedado escuchando. Vibrando con cada nota, como si fuera una cuerda más acariciada por el arco. Dejando que la música limpie una vez más mi alma de todo el polvo acumulado. Disfrutando de ese momento en que todo deja de existir salvo la música y yo.

Puede que haya sido corto, pero suficiente para darme cuenta de que quizás es hora de dejar más huecos en nuestra vida para que en ella tengan cabida este tipo de agradables momentos improvisados. 

jueves, 21 de agosto de 2014

Wherever you will go

¿Que es la música?

Calor que invade tu cuerpo y fluye como fuego líquido por tus venas.

Un escalofrío que recorre tu espalda y eriza tu vello a su paso.

Electricidad que descarga en tu interior una corriente inagotable de emociones.

Recuerdos atados a melodías que jamás nos cansaremos de escuchar.

Sueños brotando de letras que en nuestra piel han sido tatuadas.

Sentimientos cabalgando sobre notas a la espera de invadir nuestro corazón.

Momentos eternos en los que deja de existir el mundo a nuestro alrededor y nos encontramos solos...

Solos nosotros y la música.


domingo, 17 de agosto de 2014

Abrazado al cojín

La vida es una cadena de ciclos, con momentos en los que nos sentimos fuertes y vivos y momentos en los que levantarse cada mañana supone un esfuerzo hercúleo. Hace poco más de un año entré en la que probablemente haya sido la peor crisis que he tenido que soportar. Con el tiempo y ayuda profesional conseguí salir adelante y pude volver a disfrutar de la vida. Pero ahora me doy cuenta de que en realidad poco había cambiado. En verdad la situación seguía siendo la misma, simplemente aprendí a convivir con ella y a disfrutar a pesar de todo. Pero como todo, las fuerzas se desgastan poco a poco y según pasaban los meses la euforia inicial daba paso a la calma, y la calma parece estar dando paso de nuevo a la desesperación. Al fin y al cabo nada ha cambiado. Cierto es que no puedo quejarme demasiado de mi vida: tengo una estupenda familia que más que una casa me ha concedido un hogar; tengo un trabajo gracias al cual poder ir ganando poder económico y un cuerpo y una mente saludables y robustos. Sin embargo... a pesar de todo eso no puedo evitar sentirme perdido, vacío... Me encuentro sólo, sin amigos con los que poder olvidar las penas. Me encuentro desmotivado, sin ilusiones ni sueños por los que merezca la pena seguir adelante. Atrapado en un trabajo que una vez fue mi pasión pero que ahora solamente es un infierno, perdido en un presente sin futuro. ¿Acaso hay algo más que yo sepa o pueda hacer?

Los días pasan y trato de vivirlos lo mejor posible, pero es duro cuando no hay nada que te ayude a soportar los vacíos de tu interior. Y hay días en los que todo esto me sobrepasa y anhelo poder lanzar un SOS al aíre y que alguien me preste su hombro para llorar. Hay días en los que me gustaría poder pedir ayuda a gritos y refugiarme en brazos que aunque sea por unas horas me hagan sentirme protegido. Hay días en los que mi alma trata de hacerse ver a través de mi máscara, necesitada de que alguien sepa que no, no estoy bien y de que eche abajo los muros que he creado para que pueda soltar todo los sentimientos que en mi interior se han estancado. Pero no, no puedo. Al fin y al cabo, esta es mi lucha y no puedo pretender que los demás la luchen por mí. El resto tiene sus vidas, sus problemas, ¿quien soy yo para querer imponerles parte de mi lastre solo porque me haya dado por vencido? Quizás sea lo que más necesite en estos momentos, pero me parece injusto. Mis dedos se detienen por énesima vez antes de enviar ese mensaje; mi boca se vuelve a cerrar para dejar paso a otro "bien, gracias". Y me vuelvo a acurrucar en la butaca abrazado fuertemente al cojín, llorando hasta que no quedan lágrimas por derramar, deseando poder recuperar esas alas que en mi camino perdí.

PD: por aclarar un poco la situación, he de decir que este no es mi estado de ánimo habitual, ni mucho menos. Sí lo era (o incluso peor) durante la crisis mencionada, pero ahora es sólo algo puntual por circunstancias específicas (como la vuelta de vacaciones). También sé que objetivamente la mitad de lo que he dicho es basura, pero me temo que este conocimiento no tiene mucha fuerza cuando estoy así. Y aunque normalmente trato de evitar publicar nada cuando estoy en uno de estos momentos de bajón y autocompadecencia, hoy he decidido hacer una excepción. Puede que sea basura, pero normalmente expresar algo me suele ayudar a afrontarlo con mayor facilidad. Y bueno, aunque no me guste esta faceta también es parte de mí.

sábado, 16 de agosto de 2014

Mudando la piel 2

Navegando por la red recibí hace poco una sorpresa. Descubrí que alguien había empleado uno de los poemas que hace tanto tiempo escribí para crear un hermoso vídeo que ha calado hondo dentro de mí. Un vídeo donde al son de la música las palabras que en este blog plasmé cobran vida con una fuerza arrolladora y junto a las preciosas imágenes que aparecen ante nuestros ojos consiguen alcanzar un nuevo nivel que yo jamás hubiera esperado. Doy las gracias a Annabel por haber elegido mis letras como inspiración suya y por haberme emocionado tanto con un poema del que ya apenas tenía recuerdo.

Podéis ver el video aquí.

domingo, 10 de agosto de 2014

Let it go

Hoy vuelvo con otra canción Disney. En esta ocasión es una canción del éxito más reciente de la compañía, la preciosa película de Frozen. La canción, como no podría ser menos, es la hermosa Let it go, que me enamoró desde un principio y no puede faltar cuando necesito un pequeño empujón. Es esta una canción que habla sobre algo con lo que tantos soñamos: la liberación.

Que difícil es ser libre, cuando nosotros mismos nos anclamos con cadenas forjadas por nuestros miedos y temores. Vivimos con miedo a lo que nos rodea así como a la opinión de los demás. Nos encerramos en prisiones construidas por nosotros mismos, renunciando a nuestra libertad pensando que así podremos protegernos de los golpes de la vida. Pero no nos damos cuenta de que una prisión jamás podrá protegernos, tan solo nos encerrara en un oscuro rincón de nuestro ser donde nos marchitaremos lentamente. Muchos vivimos también esclavos del pasado, encadenados a memorias, recuerdos, reproches y arrepentimientos, sin darnos cuenta de que tanto lastre nos impide avanzar en nuestro camino y nos condena al sufrimiento de revivir día a día lo que en realidad hace tiempo que dejó de existir. Son tantas las cadenas con las que nos atamos, miedos, fantasmas y excusas de todo tipo que nos impiden seguir adelante. Por eso debe llegar un momento en nuestra vida en que miremos al cielo y descubramos el inmenso espacio que nos espera fuera de nuestra prisión. Debe llegar un momento en el que entendamos que las cadenas que nos retienen solamente podrán hacerlo mientras así lo permitamos. Debe llegar un momento en que sintamos arder en nosotros esa llama interior que todos poseemos y dejar que crezca y que fluya a través de nuestra sangre ahuyentando toda sombra que en nuestro cuerpo se cobijaba. Debe llegar un momento en que reunamos todo cuanto nos preocupa, todo cuanto deseamos, lo que nos hace llorar, lo que nos hace reír, todo cuanto hemos sido, somos y queremos ser… y lo soltemos. Que nuestro cuerpo canalice todo lastre que en nuestro interior hemos acumulado y lo libere sin temor alguno. Y que sea entonces cuando podamos volar libres, siendo los únicos dueños de nuestra vida.


viernes, 8 de agosto de 2014

Paso a paso

Paso a paso. Avanzando sin prisa pero sin pausa. Paso a paso. Nada que pensar, tan solo dónde dar el próximo paso. Fundirte poco a poco con el camino, sumergirte paso a paso en las profundidades de un hermoso paisaje. Mágicos bosques donde árboles, plantas, rocas y musgo crean el más sobrecogedor cuadro que jamás pueda ser pintado. Coloridas praderas donde flores de todo tipo y forma adornan con sus llamativos colores un enorme lienzo verde. Ríos de aguas limpias y transparentes que a su paso por las rocas y guijarros del lecho entonan relajantes melodías que hipnotizan con su suave cadencia. Impresionantes cascadas de rápidas aguas y blanca espuma que con su potente rugido ahogan todo sonido exterior, aislándote en un pequeño espacio donde por un momento sólo existen millares de gotas suspendidos en el aire a la espera de ser recogidos en el abrazo de la gravedad. Paso a paso. El tiempo pasa y no sabes distinguir si te mueves tú o simplemente se mueve el paisaje a tu alrededor. Paso a paso. Los problemas y las preocupaciones se pierden en la inmensidad del espacio que te rodea, mientras dejas que la belleza de la naturaleza impregne cada rincón de tu ser y te vacíe de todo cuanto no necesitas. Un paso detrás de otro, es lo único que en este momento importa. Dejar atrás el estrés y la ansiedad de la exigente ciudad que tanto te han quemado y renacer en este remanso de paz y silencio arropado en brazos de la bondadosa naturaleza. Paso a paso. No hay meta, no hay destino. Tan solo tú, avanzando paso a paso en tu Camino.


miércoles, 6 de agosto de 2014

Vacaciones

Jueves 24 de Junio de 2014

Por fin, tras tanto tiempo esperando ha llegado el momento. Ultimamos los preparativos, el salón lleno de maletas, comida y otros enseres. Bajamos todos los trastos al coche, y vuelvo a maravillarme otro año más ante la increíble destreza que mi padre demuestra para poder encajar tantos bultos en tan poco espacio, con una naturalidad digna del mejor jugador de tetris. Y ya, todo preparado, sólo resta ponerse en marcha. Pero falta un último detalle, una minucia que sin embargo se ha convertido en una parte fundamental del ritual. Saco de su funda ese disco que durante el resto del año ha esperado pacientemente que llegase este momento y lo coloco en el reproductor del coche. Y es entonces, al empezar a sonar la primera canción cuando sientes la melodía adentrándose en tu interior y entonces ya puedes relajarte y sonreír, pues la música nunca miente: por fin comienzan las vacaciones.


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