miércoles, 30 de abril de 2014

Camino cerrado

Al final tras tanta ilusión, decepción e incertidumbre otro camino más ha quedado cerrado. Supongo que en parte duele un poco, recordando la ilusión del comienzo, esa senda que prometía aventura y sobre todo una meta gloriosa. Pero no pudo ser, lo que parecía un hermoso paseo acabó convirtiéndose en una senda impracticable, llena de maleza y zarzas que sólo aportaban sufrimiento y dolor. Supongo que sucumbí a los cantos de sirena que no me permitieron ver la realidad subyacente, que confundí las señales y no supo guiarme usando la brújula adecuada. Pero ahora llegó el momento de aceptar la realidad, de cambiar de rumbo antes de que sea tarde y partir en busca de un nuevo camino que no me ponga en peligro. Al fin y al cabo, en esta vida si hay algo que no falta son caminos. Además, siempre lo he dicho y siempre lo diré: caminante no hay camino, se hace camino al andar.


lunes, 28 de abril de 2014

Amistades

Sólo son dos meses, es cierto. Pero aun así… ¿tanto es pedir una despedida en condiciones? ¿Algo más que un par de abrazos apresurados, casi robados, sin una palabra de adiós, pásalo bien o cuídate? Son momentos en los que me pregunto si la amistad y el cariño que siento son correspondidos o si en verdad jamás consigo franquear esa coraza impenetrable con la que se aísla del mundo.

No es un reto sencillo. No es fácil conformarse cuando quieres tanto a una persona, viviendo momentos que te hacen revivir dolorosos recuerdos de un precioso pasado, silencios antiguos que se llenan ahora por simple rebote, resucitando los viejos fantasmas del segundón que aun esforzándose jamás estuvo a la altura de gentuza sin escrúpulos que desperdiciaron lo que ni siquiera merecían haber ganado.

Pero aunque sea costoso, aunque nadie la entienda, es mi decisión y sigo adelante con ella. Porque es una de las mejores personas que conozco, aunque a veces me den ganas de estrangularla. Porque me conoce como ninguna otra, hasta el punto en que en ocasiones no es necesario hablar para que me entienda. Porque estoy dispuesto a hacer todo lo que sea por ayudarla a encontrar su sitio en este mundo y ser feliz. Aunque eso signifique luchar continuamente contra los fantasmas del pasado.

Pero hay momentos en los que me pregunto si todo esto tiene sentido. ¿Es sano estar dispuesto a dar tanto por quien no parece estar interesada en responderte? ¿Es posible considerar como amiga a quien solamente se preocupará de ti cuando estés delante suyo llorando desconsoladamente? Una persona para la cual probablemente no eres más que una pequeña canica en el rincón de su escritorio, acordándose de vez en cuando de que existes, pasando el rato contigo cuando consigues rodar dentro de su visión… Pero que probablemente el día que desaparezcas en el rincón más recóndito de su habitación nada sentirá cambiar en su vida.

Supongo que esa es la verdadera cara de amistad, darlo todo sin esperar nada a cambio, sabiendo lo pequeño que eres en su mundo pero esforzándote por ella de todas maneras. Tampoco me engañaré a mí mismo, mis motivos también son egoístas. Seguramente en parte me aferro a ella por ser una de mis únicas “amistades”, por tener a alguien con quien burlar a la soledad. Pero cuan doloroso puede llegar a ser cuando al estar con esa persona te sientes más solo que nunca.

Supongo que no soy del todo justo. Supongo que dejo que mis sentimientos confundan la realidad con las esperanzas, que mi parcialidad afecte mi criterio. Son muchos los días en los que me ha salvado de sufrir la apatía extrema que acechaba en la soledad de mi habitación, aunque solamente a petición mía. Puede también que como ya ocurriera en el pasado sus sentimientos sean mucho más fuertes de lo que aparenta. Pero ese es el problema: no importa lo que ocurra debajo de su coraza mientras siga ahí escondido. Le daré la vuelta al refrán para decir que “corazón que no siente, ojos que no ven”. ¿Acaso se le puede acusar de ciego a quien se le coloca una venda en los ojos?


No sé si estoy ciego. No sé si soy injusto. Pero muchas veces me pregunto si soy algo más que una mera compañía soportable. Si quizás no soy más que un tonto que sigue siendo fiel a una promesa ya olvidada por el resto. 

A veces me pregunto si en mi vida hay alguien que realmente merezca ser llamado... amigo.




lunes, 21 de abril de 2014

Nueva cuenta atrás

Tras reservar el viaje ya es oficial: comienza una nueva cuenta atrás. No importa que ya no sea la primera vez, ni que sea mucho menos tiempo que la anterior, ni que esta vaya a ser la tónica durante estos años. Nada puede evitar ese nerviosismo, esa sensación de vertigo, esas ganas de esconderme acurrucado en un rincón. Esta claro que por muchos avances que esté haciendo, siempre seré un anciano en el cuerpo de un joven, temeroso de las novedades y aferrado a la seductora rutina. A veces me pregunto qué fue de esa juventud que se marchitó antes incluso de aparecer, por qué la ambición y la ilusión han quedado sepultadas bajo la necesidad de seguridad y confort. Momentos como este me hacen darme cuenta de lo estúpido que puedo llegar a ser a veces, temeroso de un oportunidad por la cual muchos matarían, aterrado ante lo que sin duda será una experiencia maravillosa. Pero la costumbre y los miedos son muy poderosos, y dudo que sea hoy el día en que consiga vencer esta eterna batalla interior. Al menos ya no dejo que mis enemigos sean lo suficientemente fuertes como para dictar mis pasos. Podrán atenazar mi corazón, pero ya no robarán más mi mente ni mi cuerpo. Y sé que llegará el día en el que hasta ese último refugio les sea arrebatado. Hasta entonces tendré que luchar ferozmente por evitar que mi ánimo sea influenciado por sus pérfidas mentiras. Y ver las cosas tal y como son.

Es bastante tiempo. Lejos de casa. Sólo en un lugar desconocido, donde impera una lengua extraña. Pero ante todo será una experiencia valiosa, una oportunidad para aprender y madurar, una ocasión para quizás encontrar lo que con tanto ahínco busco. Al fin y al cabo:

La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento

domingo, 13 de abril de 2014

Duro domingo

Son muchas las personas que tienen a la mañana del lunes como el peor momento de toda la semana. Yo, sin embargo, temo muchísimo más la tarde del domingo, momento en el que parece que todos los problemas y las ansiedades que durante tiempo han asediado conciencudamente la fortaleza de mi mente consiguen superar las barreras de mi optimismo y arrasan salvajemente mi ánimo, dejando un campo de batalla cubierto de sentimientos mutilados y bañado en lágrimas.

¿Dónde puedo encontrar a ese maestro capaz de convertir hasta el más humilde campesino en un héroe imparable? ¿Dónde se esconde esa espada mágica capaz de acabar con las hordas de la oscuridad? ¿Dónde he de buscar para hallar esa meta por la que luchar hasta la muerte? ¿Donde se encuentran esos fieles compañeros de armas que nunca abandonarán tu lado? ¿Dónde vive la bella dama cuya prenda otorge la fuerza necesaria a mi brazo?

Otro domingo, otra batalla perdida...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...